domingo, 25 de diciembre de 2011

Solemnidad NATIVIDAD DEL SEÑOR - Ciclo "B" 25 de diciembre de 2011 - MISA DE MEDIANOCHE

1ª Lectura (Is 9, 1-3. 5-6)

Lectura del libro del profeta Isaías
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su- pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Midan. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: "Consejero admirable", "Dios poderoso", "Padre sempiterno", "Príncipe de la paz"; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.
 
Salmo responsorial (95)
 
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

L. Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. /R.
L.  Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. /R.
L.  Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. /R.
L.  Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. /R.
 
2ª Lectura (Tt 2, 11-14)
 
Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a Tito
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñando a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertimos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.
 
Aclamación antes del Evangelio (Lc 2, 10-11)
 
R. Aleluya, aleluya.- Les anuncio una gran alegría: Hoy nos ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor. R. Aleluya.
 
Evangelio (Lc 2, 1-14)
 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban ahí, le llego a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada. En aquella región habían unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor: El ángel les dijo: "No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre". De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!".  Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.

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El Mensaje del Domingo , por Gabriel Jaime Pérez, S.J., La Natividad del Señor, Diciembre 25 de 2011

La liturgia de la Iglesia nos propone para la fiesta de la Navidad cuatro misas, cada una con diferentes  lecturas: el 24 de diciembre la misa vespertina de la vigilia, y el 25 las misas de medianoche, de la aurora y del día. Aquí me referiré sólo a las lecturas para la misa de la medianoche, que puede celebrarse también desde el 24 en la tarde y el mismo 25. Los textos bíblicos de Isaías en la primera lectura (Isaías 9, 1-3.5-6), del apóstol san Pablo en la segunda (Tito 2, 11-14) y del Evangelio según san Lucas (2,1-14), combinan la imagen de la luz y el reconocimiento del Niño Jesús nacido en una humilde pesebrera como el Salvador prometido, con la invitación a continuar disponiéndonos para su venida gloriosa, cuando nos encontremos definitivamente con Él en la eternidad.

 + 1. La relación de la fiesta de la Navidad con el símbolo de la luz
Los Evangelios no señalan la fecha del nacimiento de Jesucristo. La Iglesia comenzó a dedicar un tiempo especial a la conmemoración de la Navidad en el siglo IV, cuando el cristianismo fue establecido como religión oficial del imperio romano con la conversión del emperador Constantino. Desde entonces se empezó a celebrar en Roma una liturgia especial en la noche del 24 y durante el día 25 del último mes del año para proclamar a Jesús nacido como la Luz del mundo, en lugar de la fiesta pagana del “Nacimiento del Sol Invicto”, correspondiente al solsticio de invierno en el hemisferio norte.
Este es el sentido que desde nuestra fe le damos los cristianos al anuncio profético del libro de Isaías”: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló”. Lo que el libro de Isaías proclamaba refiriéndose al regreso de los israelitas de su destierro en Babilonia en el año 538 antes de Cristo, nosotros lo aplicamos a la manifestación visible de Dios en persona como nuestro Salvador, iniciada hace poco más de dos mil años con el nacimiento de Jesús, cuya acción salvadora ha hecho posible la justicia y la paz en la medida en que acojamos su “Buena Noticia” y pongamos en práctica sus enseñanzas.

 + 2. “La señal: … un niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera”
La “Buena Noticia” -que es lo que significa la palabra griega eu-angelion- es un anuncio gozoso. Por eso, cuando el Evangelio relata cómo se les dio a los pastores de Belén la noticia del nacimiento de Jesús, pone en la voz del ángel o mensajero de Dios la frase “les anuncio una gran alegría”. Esta noticia gozosa se une a la alabanza a Dios y a la proclamación de la paz para todos los seres humanos que quieran recibirla. Tal es el sentido del himno que rezamos o cantamos al inicio de la Misa, tomado del mismo relato evangélico con un especial significado en la fiesta de la Navidad, y que comienza diciendo: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los  hombres que ama el Señor”.
Hay además en este relato evangélico un detalle significativo: la señal por la cual puede verificarse la realización de esa Buena Noticia es “un niño envuelto en pañales y acostado en una pesebrera”. En otras palabras, al Dios que ha venido a salvarnos no hay que buscarlo en las alturas inaccesibles -no obstante la exclamación “Gloria a Dios en el cielo”, sino en la realidad cercana de lo humano, porque Él mismo ha asumido nuestra propia naturaleza para redimirla. Tampoco se le encuentra en el lujo de los palacios, sino en la pobreza de un establo, en la humildad y sencillez de la vida de los pobres que se reconocen necesitados de salvación, representados en María y José, para quienes “no hubo lugar en la posada”, y también representados en los pastores de Belén.

 + 3. “Una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos”
Pero la celebración de la Navidad no debe quedarse para nosotros en una mera contemplación. Debe llevarnos al compromiso de una existencia vivida de acuerdo con el plan salvador de Dios, que implica una conducta coherente con nuestra fe en Él. Esto es lo que nos dice la palabra de Dios a través del apóstol san Pablo en la segunda lectura, tomada de su carta a Tito, uno de sus colaboradores en la proclamación de la Buena Noticia de la acción salvadora de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo..
Por eso, si en la fiesta solemne de la Navidad y cada vez que cantamos o rezamos el “Gloria” nos unimos de palabra a la voz de los ángeles para dar gloria a Dios en el cielo y desear la paz en la tierra a todos los seres humanos -que como tales, incluso con nuestras debilidades y limitaciones, somos amados por Dios-, dispongámonos a seguir la exhortación del apóstol Pablo: “llevemos una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo”. Esta manifestación sucederá para cada uno de nosotros cuando llegue el momento de nuestro encuentro definitivo con Él en la eternidad.-

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domingo, 18 de diciembre de 2011

Domingo 4 de Adviento Ciclo "B" - 18 de Diciembre de 2011 -


1ª Lectura (2Sam 7, 1-5.8-12.14.16)

Lectura del Segundo Libro de Samuel
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: "¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?" Natán le respondió: "Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo". Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: "Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: '¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra. Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí Jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos. Además, Yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante Mí y tu trono será estable eternamente". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 88)

R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. 
L. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues el Señor ha dicho: "Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. /R.
L. Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: “Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente”. /R.
L. E1 me podrá decir: 'Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva'. Yo jamás le retiraré mi amor, ni violaré el juramento que le hice". /R.

2ª Lectura (Rom 16, 25-27)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los romanos
Hermanos: A aquel que puede darles fuerzas para cumplir el Evangelio que yo he proclamado, predicando a Cristo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos, y que ahora, en cumplimiento del designio eterno de Dios, ha quedado manifestado por las Sagradas Escrituras, para atraer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios Unico, infinitamente sabio, démosle gloria, por Jesucristo, para siempre. Amén. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lc 1, 38) 

R. Aleluya, aleluya.- Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mi lo que me has dicho. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 1, 26-38)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 
A. Gloria a ti, Señor. 
En aquel tiempo, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
 Entró el Angel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. 
El Angel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y El reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin". 
María le dijo entonces al Angel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El Angel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mi lo que me has dicho". Y el Angel se retiró de su presencia. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Encuentros con la Palabra, por Hermann Rodríguez Osorio, S.J., Domingo IV de Adviento – Ciclo B (Lucas 1, 26-38) – 18 de diciembre de 2011


“Para Dios no hay nada imposible”

Cuentan que una vez tres árboles jóvenes estaban conversando sobre lo que querían ser cuando fueran grandes. El primero decía: «A mi me gustaría ser utilizado en la construcción de un gran Palacio para servir de techo a Reyes y Príncipes». El segundo dijo: «A mi me gustaría ser el mástil mayor de un hermoso barco que surque los mares llevando riquezas, alimentos, personas y noticias de un lado a otro de los océanos». El tercero, por su parte, dijo: «A mi me gustaría ser utilizado para construir un gran monumento de esos que se colocan en medio de las plazas o avenidas y que cuando la gente me vea, admire a Dios por su grandeza».

Pasaron los años, los árboles crecieron y llegó el tiempo del hacha y la sierra. Cada uno de los tres árboles fue a dar a distintos sitios: El primero fue utilizado para construir la casita de un campesino pobre que con el tiempo fue destruida y abandonada. Con los restos se levantó un pequeño establo para que los animales se protegieran del frío y de la noche... El segundo fue utilizado para la construcción de la barca de un pobre pescador que se pasaba la mayor parte del tiempo amarrada a la orilla de un lago... El tercero fue utilizado para la construcción de una cruz, donde fueron ajusticiados varios hombres...

Dice san Lucas, que cuando María recibió el anuncio del ángel, “se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: –María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”. María, sin salir de su asombro, preguntó: “–¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel le contestó: –El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder de Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible”. La respuesta de María fue de total disponibilidad a pesar de que seguramente no entendió completamente el plan de Dios. “Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho”.

No es fácil aceptar los planes de Dios cuando no se acomodan a los nuestros. Siempre que Dios nos llama a realizar un proyecto, tenemos la tentación de pensar que será como nosotros lo hemos programado; pero el Señor tiene sus caminos, que no son los nuestros. Él se encarga de realizar nuestros sueños y nuestros planes, pero a su manera. Lo importante es que encuentre en nosotros la disposición necesaria para dejarnos guiar y conducir por Él a través de las vicisitudes de nuestra vida.

Que el Señor nos conceda ser dóciles a su voluntad; que nos de fe y perseverancia, de modo que aun cuando no nos toque ser un gran palacio, aceptemos sostener el portal del pesebre que en Belén abre sus puertas al que nos trajo una gran alegría para todo el pueblo.

Aunque no seamos el gran mástil de una hermosa embarcación, aceptemos ser la humilde barca de Pedro, que sirvió de púlpito para que a los pobres se les anunciara la Buena Nueva. Y aunque no seamos un gran monumento, aceptemos ser la cruz que sirvió de altar para que Dios nos mostrara el amor de Dios que llega hasta el extremo...


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domingo, 11 de diciembre de 2011

Domingo 3 de Adviento Ciclo "B" - 11 de Diciembre de 2011

1ª Lectura (Is 61, 1-2.10-11)

Lectura del libro del profeta Isaías
El Espíritu del Señor está sobre mi porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor. Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en é1, así el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Lc 1, 46)


R. Mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador.
L. Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador, porque puso los ojos en la humildad de su esclava. /R.
L. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes  cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega, de generación en generación a los que lo temen. /R.
L. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel su siervo. /R.

2ª Lectura (1Te 5, 16-24)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses
Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía: pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Is 61, 1)

R. Aleluya, aleluya.- El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. R. Aleluya.

Evangelio (Jn 1, 6-8.19-28)


Lectura del santo Evangelio según san Juan
A. Gloria a ti, Señor.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: "¿Quién eres tú?" El reconoció y no negó quién era. E1 afirmó: "Yo no soy el Mesías". De nuevo le preguntaron: "¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?” El les respondió: “No lo soy”. "¿Eres el profeta?” Respondió: "No”. Le dijeron: "Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan les contestó: "Yo soy la voz que grita en el desierto: 'Enderecen el camino del Señor', como anunció el profeta Isaías". Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: "Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?" Juan les respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mi, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias". Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.
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El Mensaje del Domingo , por Gabriel Jaime Pérez, S.J., III Domingo de Adviento - Ciclo B, Diciembre 11 de 2011

 + 1.- Una invitación a estar siempre alegres en Dios, nuestro Salvador

En la profecía del libro de Isaías en el siglo VI antes de Cristo (Isaías 61, 12.10-11), el canto de María Santísima que se recita hoy a modo de salmo responsorial (Lucas 1, 46-54) y la primera carta de san Pablo escrita hacia el año 51 a los cristianos de Tesalónica en Grecia  (1 Tesalonicenses 5,16-24), resalta la alegría como característica de la esperanza en Dios.  Desbordo de gozo y alegría en el Señor, dice el profeta; se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, exclama María; vivan siempre alegres, dice el apóstol san Pablo.

Diciembre es un mes de alegría. Pero ¿qué clase de alegría? Para muchos, las fiestas o ferias navideñas consisten en el consumo desbocado del licor, las comilonas, el desenfreno, la bulla estrepitosa. Pero ahí no está la verdadera alegría, es un gozo aparente y vacío debido a la ausencia de los valores espirituales, que en definitiva es ausencia del amor de Dios. La alegría auténtica, a la que nos invita la Palabra de Dios, es aquella que surge del descubrimiento de la presencia salvadora del Señor en nuestra vida cuando acogemos con todo nuestro ser a Aquél que, tal como lo dijo el profeta, vendría a anunciar la “Buena Noticia”, a sanar, a proclamar el perdón, la libertad y el verdadero amor.

Esta Buena Noticia, que es lo que originariamente significa en griego la palabra Evangelio, va dirigida con preferencia “a los pobres” y a todos los que se reconocen necesitados de salvación. Y Dios mismo nos invita a comunicarla a nuestro alrededor, practicando la justicia e identificándonos con su amor tal como éste se nos ha manifestado en nuestro Señor Jesucristo.

 + 2.- Una invitación a reconocer al Señor que viene a nosotros

En el Evangelio, los sacerdotes y levitas, es decir los encargados del culto en el Templo de Jerusalén, que por su oficio se supone que estaban llamados a reconocer la presencia de Dios pero no fueron capaces de hacerlo, le preguntan a Juan el Bautista quién es -cuál es su misión-, y él les responde con una invitación a descubrir esa presencia salvadora en Jesús de Nazaret: “entre  ustedes hay uno a quien no conocen”.

Esta misma invitación llega hoy también a nosotros. ¿Realmente reconocemos su presencia? La respuesta a esta pregunta no será correcta si no sabemos descubrirlo en quienes Él nos dijo que estaría siempre: en los pobres, en los necesitados. Por eso, para celebrar auténticamente la Navidad, nuestra conducta debe mostrar que lo reconocemos no sólo en su vida terrena hace poco más de dos mil años, no sólo en la acción de su Espíritu Santo hoy a través de la Iglesia y los sacramentos, sino también y especialmente en las personas por las que Él mostró su preferencia: los rechazados, los marginados, los desposeídos, los excluidos, las víctimas de la injusticia y de la violencia. ¿Qué hemos hecho, qué estamos haciendo, qué podemos y debemos hacer por ellos?

 + 3.- Una invitación a disponernos para el encuentro definitivo con el Señor

Durante todo el Adviento, la preparación para celebrar la venida del Señor que se hizo presente en medio de la humanidad con el nacimiento de Jesús va unida a la expectativa de su llamada “segunda venida” o “venida gloriosa” al final de los tiempos. Tanto en el conjunto de las lecturas bíblicas, como en los “prefacios” o introducciones a la plegaria eucarística de la consagración del pan y del vino que se convierten para nosotros en el cuerpo y la sangre, en la vida del Señor que se hace presente en medio de nosotros para alimentarnos y hacernos comunidad con Él y entre nosotros, aparece durante este tiempo litúrgico la unión entre la conmemoración de la primera venida de Cristo en la humildad de nuestra carne y la esperanza activa en su venida gloriosa y definitiva, que para cada uno de nosotros sucederá cuando pasemos de este mundo a la eternidad.

Tal esperanza activa consiste precisamente en comportarnos de tal modo “que todo nuestro ser (…) se conserve sin mancha hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo”, como escribe san Pablo en la segunda lectura. Para ello es necesario, como dice también en el mismo texto bíblico el apóstol, orar sin cesar, no impedir la acción del Espíritu Santo, discernir para retener lo bueno y abstenerse de toda clase de mal. Revisemos entonces cómo estamos preparándonos para que el Señor llegue a nosotros en la celebración de la Navidad que ya se acerca, y para nuestro encuentro definitivo con Él al final de nuestra vida terrena.-

gperezsj@gmail.com

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domingo, 4 de diciembre de 2011

Domingo 2 de Adviento Ciclo "B" - 4 de Diciembre de 2011 -

1ª Lectura (Is 40, 1-5.9-11)

Lectura del libro del profeta Isaías
Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados". Una voz clama: "Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán". Así ha hablado la boca del Señor. Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentara su rebaño; llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (84)

R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.
L. Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. /R.
L. La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron; la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. /R.
L. Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. /R.

2ª Lectura (2Pe 3, 8-14)

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol san Pedro
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan. El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella. Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con El, sin mancha ni reproche. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lc 3,4.6)

R. Aleluya, aleluya.- Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 1, 1-8)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que Yo envío a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: "Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos". En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén reconocían sus pecados y é1 los bautizaba en el Jordán. Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: "Ya viene detrás de mi uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero E1 los bautizara con el Espíritu Santo". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.

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Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., ADVIENTO – DOMINGO II B (4-diciembre-2011)

 + 1. Lecturas:
  - a. Profeta Isaías 40, 1-5. 9-11
  - b. II Carta de san Pedro 3, 8-14
  - c. Marcos 1, 1-8

 + 2. La figura recia de Juan Bautista es el centro de todas las miradas en este II domingo de Adviento. Él es la super – estrella que domina la escena. ¿En qué radica la fascinación que ejerce el Precursor? Juan Bautista anuncia, a Israel y al mundo, que se ha hecho realidad la esperanza anunciada con siglos de anticipación. Esta esperanza es Jesús de Nazaret, que cumple la misión que le fue asignada por el Padre, en un momento particular de la historia y en un lugar casi desconocido de la geografía.

 + 3. Como la lógica dentro de la cual se realiza el plan de salvación es diferente de la lógica que mueve los procesos humanos, este anuncio no va precedido del resonar de trompetas sino que es proclamado en el desierto por un hombre vestido de manera muy singular.

 + 4. Recordemos que Juan Bautista es hijo de Isabel, prima de la Virgen María. Esto quiere decir que Juan era pariente muy cercano del Mesías. A pesar de estar tan bien relacionado, Juan jamás hizo alarde de sus vínculos familiares. Todo lo contrario; sus palabras expresan hondos sentimientos de humildad. El evangelista Marcos pone en sus labios palabras muy impactantes: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de las sandalias”. Juan Bautista no busca protagonismo ni hace alarde de sus vínculos familiares tan especiales.

 + 5. Analizando el comportamiento de Juan Bautista, descubrimos un estilo muy particular de anunciar la Palabra de Dios. A partir de sus intervenciones podemos construir un “modelo” pastoral que sirve de inspiración a la actividad evangelizadora de la Iglesia. ¿Cuáles son los rasgos principales de este modelo de acción pastoral?

 + 6. El primer rasgo se refiere al contenido: Juan Bautista anuncia la persona de Jesús; el Mesías anunciado por los profetas ya está presente en medio de su pueblo. La Iglesia Apostólica comprendió, con absoluta claridad, que Jesús Resucitado era el contenido esencial de su predicación:
  - a. Así como Juan Bautista preparó el camino para que sus contemporáneos se abrieran a la salvación que estaba presente en medio de ellos, también nosotros debemos estar al servicio de este encuentro entre Jesús Resucitado y la comunidad.
  - b. La misión que se nos ha confiado es facilitar la experiencia religiosa que permite descubrir la presencia de Dios en todos los momentos de la vida. No hemos sido llamados a divulgar teorías sicológicas o sociológicas o teológicas. El centro del anuncio debe ser la persona de Jesús. Así lo comprendió Juan Bautista y así lo viene haciendo la acción evangelizadora de la Iglesia a lo largo de los siglos.

 + 7. El segundo rasgo del modelo evangelizador de Juan Bautista es su clara conciencia de ser instrumento en manos de Dios. Lo que realmente importa es la acción de Dios en cada uno. Los catequistas y evangelizadores somos simples sembradores de la semilla de la Palabra de Dios en la mente y en el corazón de las personas. El éxito de esta siembra no depende de nuestros esfuerzos sino de la acción de la gracia. El ministerio apostólico de Juan se llevó a cabo dentro de esta convicción.

 + 8. El tercer rasgo del modelo evangelizador de Juan Bautista es su invitación a la conversión, su exhortación para que la gente reconociera sus pecados y reorientara su vida. Sus interpelaciones eran muy directas pero jamás imponía. El anuncio del Reino de Dios se dirige a la libertad sin imposiciones y sin chantajes emotivos. Es importante tener claridad a este respecto, pues en la TV aparecen ciertos predicadores que usan la Palabra de Dios como un objeto que mercadean, y así Jesús se convierte en un producto más de consumo masivo, que genera abultadas ganancias a estos predicadores. Anunciemos con entusiasmo la Palabra de Dios, invitemos para que sea acogida, pero jamás hagamos de la fe un fenómeno de sicología de masas. La acción de Dios se da de manera silenciosa en lo profundo del corazón…

 + 9. El cuarto rasgo del modelo evangelizador de Juan Bautista es el testimonio que respalda sus palabras. En él había una total armonía entre lo que decía y lo que hacía. Recordemos que el ejemplo es la mejor enseñanza.

 + 10. Es hora de concluir nuestra meditación dominical. Juan Bautista ilumina con su presencia la liturgia de este II domingo de Adviento. El texto del evangelio que hemos escuchado y meditado nos ofrece elementos muy inspiradores para el trabajo evangelizador, que debe estar centrado en la persona de Jesús y no en el debate de teorías y opiniones; somos simples instrumentos en manos de Dios y facilitadores de los procesos espirituales; nuestro anuncio debe ser un llamado a la libertad evitando cualquier tipo de presión; y, a imitación de Juan Bautista, tengamos presente que el testimonio es la enseñanza más elocuente.

jpelaez@javerianacali.edu.co

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domingo, 27 de noviembre de 2011

Domingo 1 de Adviento Ciclo "B"- 27 de Noviembre de 2011

1ª Lectura (Is 63, 16-17.19; 64, 2-7)

Lectura del libro del profeta Isaías

Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor; ése es tu nombre desde siempre. ¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte? Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad. Ojalá rasgaras los cielos y bajaras, estremeciendo las montañas con tu presencia. Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia. Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti, hiciera tales cosas a favor de los que esperan en él. Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia y no pierde de vista tus mandamientos. Estabas airado porque nosotros pecábamos y te éramos siempre rebeldes. Todos éramos impuros y nuestra justicia era como trapo asqueroso; todos estábamos marchitos como las hojas, y nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre, nadie se levantaba para refugiarse en Ti, porque nos ocultabas tu rostro y nos dejabas a merced de nuestras culpas. Sin embargo, Señor, Tú eres Nuestro Padre; nosotros somos el barro y Tú el Alfarero; todos somos hechura de tus manos. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (79)

R. Señor, muéstranos tu misericordia y sálvanos

L. Escúchanos, Pastor de Israel; Tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos. /R.
L. Señor, Dios de los Ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que Tú mismo cultivaste. /R.
L. Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de Ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. /R.

2ª Lectura (1Co 1, 3-9)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los corintios

Hermanos: Les deseamos la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. Continuamente agradezco a mi Dios los dones divinos que les ha concedido a ustedes por medio de Cristo Jesús, ya que por El los ha enriquecido con abundancia en todo lo que se refiere a la palabra y al conocimiento; porque el testimonio que damos de Cristo ha sido confirmado en ustedes a tal grado, que no carecen de ningún don ustedes, los que esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. E1 los hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Sal 84, 8)

R. Aleluya, aleluya.- Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 13, 33-37)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., I Domingo de Adviento - Ciclo B, Noviembre 27 de 2011

¡Ojalá rasgaras el cielo y bajaras!

Comienza hoy un nuevo ciclo anual en la liturgia de la Iglesia con el Adviento, nombre proveniente del vocablo latino Adventus, que significa venida, llegada, advenimiento. La petición del Padrenuestro en la que decimos venga a nosotros tu reino -en latín adveniat regnum tuum- es la propia de este tiempo durante el cual nos preparamos para celebrar la Navidad y en el  que se nos invita a la conversión, a la esperanza y a la vigilancia.

 + 1.- Un tiempo en el que se nos invita a la conversión

El libro profético de Isaías, del cual se toman las primeras lecturas de los cuatro domingos del Adviento, nos presenta en el texto correspondiente a este primer domingo (Isaías 63, 16 - 64, 7) una oración que podemos hacer nuestra hoy, aplicándola a la situación de un mundo que, como en aquellos tiempos, experimenta el vacío de Dios porque vive de espaldas a Él, sin reconocerlo ni tenerlo en cuenta. “¡Ojalá rasgaras el cielo y bajaras!”, exclama el profeta, expresando con esta imagen el reconocimiento de la necesidad que todos tenemos de Dios como “nuestro padre” (creador)  y como “nuestro redentor”, en medio de una realidad de desolación comparable a la sequía del desierto  y que sólo puede cambiar Dios mismo, el único ser que nos puede dar la vida verdadera y liberar al ser humano de todo cuanto lo oprime y le impide ser auténticamente feliz.

Los creyentes en Jesucristo afirmamos desde nuestra fe que esa oración del texto profético del libro de Isaías y la plegaria del Salmo 80 (79) -“Ven a salvarnos”- fueron respondidas con la encarnación del Hijo de Dios en Jesús de Nazaret  hace poco más de veinte siglos. Sin embargo, tanto los seres humanos de hoy como los de aquel tiempo necesitamos que su acción redentora llegue hasta cada uno de nosotros, y para que esto suceda es necesaria de nuestra parte una disposición sincera a convertirnos, es decir, a volvernos a Él y dejarnos transformar por la acción de su Espíritu.

¿Cómo realizar una auténtica conversión? Pues aprovechando este tiempo del Adviento para hacer una revisión de nuestra vida y descubrir cómo debemos orientarla o reorientarla hacia Dios en el cumplimiento de su voluntad. Porque la petición “venga a nosotros tu reino” corresponde a su vez a la disposición que manifestamos cuando decimos sinceramente “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.

 + 2.- Un tiempo en el que se nos invita a la esperanza

“Ustedes esperan el día en que aparezca nuestro Señor Jesucristo”, les escribe el apóstol san Pablo a los cristianos de la ciudad griega de Corinto (1 Corintios 1, 3-9). Este mensaje de la segunda lectura de este domingo llega hoy a cada uno de nosotros para que alimentemos en nuestra vida una de las tres virtudes llamadas “teologales”, referidas a Dios -fe, esperanza y caridad-. La virtud teologal de la esperanza nos anima a mirar el porvenir con optimismo, aun en medio de las dificultades y problemas que podamos estar experimentando en el presente, porque creemos en Jesucristo y sabemos que “Él es fiel” a sus promesas.

La manifestación del Reino de Dios en nuestro Señor Jesucristo desde su encarnación y su nacimiento como Dios hecho hombre, no es sólo un acontecimiento que sucedió hace poco más de veinte siglos. Él sigue llegando y manifestándose a cada persona que esté dispuesta de verdad a recibirlo en su existencia, y se hace presente para alimentarnos con su propia vida en la Eucaristía. Cada vez que celebramos este “sacramento de nuestra fe”, repetimos la misma invocación con que los primeros cristianos expresaban la esperanza en su venida gloriosa, y que quedó escrita en el penúltimo versículo del libro del Apocalipsis, el último escrito bíblico del Nuevo Testamento: “¡Ven, Señor Jesús!” (Apocalipsis 22, 20). De modo similar, en la tradicional novena de Navidad que pronto volverá a resonar una vez más con sus gozos y villancicos, le decimos: “¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!”.

En efecto, en este tiempo del Adviento se nos invita a proclamar nuestra esperanza en el Reino de Dios que ya vino en la persona de Jesús, que sigue llegando a cada uno de nosotros cuando acogemos con nuestro comportamiento la palabra del Señor y recibimos a Jesús en  la comunión, y que se manifestará en forma plena, definitiva y gloriosa al final de los tiempos. Para cada uno de nosotros, este final de los tiempos será el momento del paso de la vida presente a la eternidad.

 + 3.- Un tiempo en el que se nos invita a la vigilancia

“Manténganse despiertos y vigilantes”, dice Jesús en el Evangelio de hoy, al finalizar la parábola de los servidores que aguardan la llegada del dueño de la casa en cualquier momento. Cada uno de nosotros, como servidor o servidora del Señor en esta tierra que Él nos ha encomendado cuidar, es invitado a mantenerse alerta para su llegada. Tres veces aparece en el texto del Evangelio la invitación a que estemos vigilantes. Y la invitación es no sólo para unos cuantos, sino para todos: “Lo que les digo a ustedes lo digo a todos”.

¿Cómo mantenernos despiertos y vigilantes para que no nos sorprenda desprevenidos la venida definitiva del Señor? Pues, precisamente, uniendo nuestra actitud sincera de conversión a la renovación de nuestra esperanza activa en la realización plena del Reino de Dios inaugurado por nuestro Señor Jesucristo. Porque la auténtica virtud de la esperanza no es una espera pasiva en que Dios solucionará nuestros problemas sin poner nosotros de nuestra parte, sino todo lo contrario: una disposición activa a preparar el advenimiento (el “adviento”) del Reino de Dios, haciendo posibles la condiciones que nos corresponde a nosotros desarrollar para que ese reino de la justicia, del amor y de la paz sea una realidad en nuestra vida y en nuestro entorno social.-

gperezsj@gmail.com


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domingo, 20 de noviembre de 2011

Domingo 34 SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO Tiempo Ordinario Ciclo "A "- 20 de NOVIEMBRE de 2011 -

1ª Lectura (Ez 34, 11-12.15-17)

Lectura del libro del profeta Ezequiel
Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré Yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad. Yo mismo apacentaré a mis ovejas, Yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré con justicia. En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (22)

R. El Señor es mi pastor, nada me falta
L. El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. /R.
L. Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. /R.
L. Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. /R.

2ª Lectura (1Co 15, 20-26.28)

Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corontios
Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos. En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo. Enseguida será la consumaci6n, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque El tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Marcos 11, 9.10)

R. Aleluya, aleluya.- ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R. Aleluya.

Evangelio (Mt 25, 31-46)


Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentara en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante El todas las naciones, y El apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?' Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'. Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mi, malditos, vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'. Entonces ellos le responderán:
Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado, y no te asistimos?’ Y él les replicará: 'Yo les aseguro que cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo A, Solemnidad de Cristo Rey - Noviembre 20 de 2011

Al finalizar el año litúrgico celebramos la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. A la luz del Evangelio y teniendo también en cuenta las demás lecturas [Ezequiel 34, 11-17; Salmo 23 (22); I Corintios, 15, 20-28], veamos qué significa esta fiesta para nuestra vida.

 + 1.- “Cuando el Hijo del hombre venga rodeado de esplendor…”

¿Qué significa hoy para nosotros proclamar a Cristo como Rey del Universo? Él nunca quiso dejarse proclamar rey terrenal, obrando en cambio siempre como el servidor de todos, en especial de los más necesitados. Justamente por eso reconocemos su soberanía universal, no en el sentido de un poder terreno, sino en el de un reinado espiritual.

Todos los poderes de este mundo, sean de carácter social, político, económico o religioso, son relativos porque que deben orientarse a la realización auténtica del Reino de Dios, que, como dice el prefacio de la plegaria eucarística, es “Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de  justicia, de amor y de paz”. Este mismo Reino o Reinado de Dios es el que proclamó Jesús desde el inicio de su vida pública, cuando empezó a decir y a mostrar con sus hechos que “el Reino de Dios ha llegado”, que “el Reino de Dios está cerca”.

 + 2.- “Él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras…”

Una imagen frecuentemente empleada en los textos bíblicos para referirse al Reino de Dios es la del pastor. En la primera lectura el profeta Ezequiel (siglo VI a.C.) la usa para referirse a la forma como Dios guía en persona a su pueblo: como el pastor que se preocupa por sus ovejas para orientarlo por los senderos del amor, la justicia y la paz. Esta misma imagen, que encontramos también en el Salmo 23 (22), es empleada por Jesús en los Evangelios para referirse a su pr4opia misión como redentor de la humanidad.

Pero Jesús se presenta además como el pastor que en el juicio final separará a las ovejas de las cabras, para indicar quiénes merecerán la felicidad y quiénes la desgracia. En el lenguaje bíblico las ovejas y los corderos son símbolos de bondad, mientras que las cabras y los chivos simbolizan el poder destructor del mal. Y su ubicación respectiva a la derecha o a la izquierda se relaciona con la costumbre que tenían los reyes de situar a su derecha a quienes recompensaban por sus méritos (por eso decimos en el Credo que Cristo está sentado a la derecha de Dios Padre). Jesús no califica a los animales ni las posiciones políticas, sino que emplea símbolos de la cultura de su tiempo para enseñarnos.

 + 3.- “Lo que hicieron con uno de estos hermanos míos más humildes…”

“En el atardecer de nuestra vida, seremos juzgados por el amor”, escribió san Juan de la Cruz (1542-1591). Y un teólogo latinoamericano contemporáneo dice lo siguiente al explicar el artículo del Credo en el que afirmamos que Jesús resucitado vendrá a juzgar a vivos y muertos: “El Padre ha dado a Jesús el encargo de juzgar a toda la humanidad. Pero este juicio de Jesús será no sólo sobre nuestras acciones sino también sobre nuestras omisiones. Sobre todo esta última parábola del juicio final es una clara indicación de que Jesús se identifica con el pobre (el hambriento, el sediento, el sin hogar y sin ropa, el enfermo, el encarcelado). Jesús nos juzgará sobre nuestra solidaridad para con los marginados. Más aún, podemos decir que dejará que los mismos pobres nos juzguen: ellos son la Corte Suprema de Justicia de la historia. No valdrán en aquél momento las buenas intenciones, ni los buenos deseos, ni siquiera los ritos o prácticas de devoción, sino únicamente nuestra acción concreta en solidaridad con los pobres de este mundo” (Víctor Codina, S.J.: Nuestro Credo).

Asimismo, cuando en el Padrenuestro decimos Venga a nosotros tu Reino, expresamos nuestra disposición a colaborar activamente en el triunfo definitivo del amor sobre el odio y la indiferencia, de la paz sobre la guerra y la violencia, de la vida sobre la muerte, como dice san Pablo en la segunda lectura. En tal sentido, unámonos a la siguiente reflexión orante de otro teólogo contemporáneo: “Tengo que preguntarme si siempre ha sido importante para mí rezar por la venida de tu señorío de amor. ¿Cómo pudo ocurrir que una y otra vez me arrebataran la paz ciertas pequeñeces como si fueran más importantes que la revelación de la forma fundamental de tu reino de amor, de justicia y de paz? (…). Sin embargo, confiado en tu gracia, me atrevo a expresar este ruego fundamental y universal. Sí, yo te pido la gracia de una decisión total para buscar en el futuro, en todo y sobre todo, primeramente el Reino de tu amor. Dame la valentía de ver las inevitables consecuencias de esta oración, y de vivir de acuerdo con ella”. (B. Häring, CSR: El Padrenuestro: Alianza, plegaria, programa de vida).-


gperezsj@gmail.com

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domingo, 13 de noviembre de 2011

33º Domingo del Tiempo Ordinario 13 de Noviembre de 2011

 + Primera Lectura: Proverbios 31, 10-13.19-20.30-31

"Trabaja con sus hábiles manos"

Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa: muy superior a las perlas es su valor. Su marido confía en ella y, con su ayuda, él se enriquecerá; todos los días de su vida le procurará bienes y no males.
Adquiere lana y lino y los trabaja con sus hábiles manos. Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso; abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.
Son engañosos los encantos y vana la hermosura; merece alabanza la mujer que teme al Señor. Es digna de gozar del fruto de sus trabajos y de ser alabada por todos.

 + Salmo Responsorial: 127

"Dichoso el que teme al Señor."

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión; que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida”.
R. Dichoso el que teme al Señor.

 + Segunda Lectura: I Tesalonicenses 5, 1-6

"Que el día del Señor no los sorprenda como un ladrón"

Hermanos:
Por lo que se refiere al tiempo y a las circunstancias de la venida del Señor, no necesitan que les escribamos nada, puesto que ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando la gente esté diciendo: “¡Qué paz y qué seguridad tenemos!”, de repente vendrá sobre ellos la catástrofe, como de repente le vienen a la mujer encinta los dolores del parto, y no podrán escapar.
Pero a ustedes, hermanos, ese día no los tomará por sorpresa como un ladrón, porque ustedes no viven en tinieblas, sino que son hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas.
Por tanto, no vivamos dormidos, como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente.

 + Evangelio: Mateo 25, 14-30

"Permanezcan en Mí y Yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en Mí da fruto abundante.Aleluya."

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón, hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco,que con ellos he ganado”.
Su señor le dijo:
“Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo:
“Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado”.
Su señor le dijo:
“Te felicito, siervo bueno y fiel.
Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo:
“Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Siervo malo y perezoso Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.
Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”».


http://www.aciprensa.com/calendario/calendario.php?dia=13&mes=11&ano=2011

Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J.,TIEMPO ORDINARIO DOMINGO XXXIII A (13-noviembre-2011)

 + 1. Lecturas:
  - a. Libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
  - b. I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6
  - c. Mateo 25, 14-30

 + 2. La liturgia de hoy propone a nuestra consideración un texto ampliamente conocido, la parábola de los talentos. Es una invitación a emplear las cualidades que tenemos, de manera que nos realicemos como personas sirviendo a quienes nos rodean. En palabras actuales, esta parábola nos hace tomar conciencia de la responsabilidad social.

 + 3. En esta meditación dominical los invito a explorar unos prerrequisitos de esta parábola de los talentos: antes de examinar cuáles son las responsabilidades que tenemos de poner al servicio de los demás nuestras cualidades, debemos conocer lo que somos y tenemos. Si no somos conscientes de nuestras potencialidades, ¿cómo ponerlas al servicio de los demás?

 + 4. Así, pues, anterior a la parábola de los talentos están el autoconocimiento y la autoestima:
  - a. Nuestro proyecto de vida, con las metas que nos proponemos alcanzar, debe levantarse sobre los cimientos de la realidad: mis cualidades y mis limitaciones. “Conócete a ti mismo” es la flecha que nos señala el camino de la sabiduría, el cual nunca termina; es tarea de toda la vida.
  - b. Si nosotros no somos conscientes de nuestras fortalezas y debilidades, las metas que nos proponemos alcanzar estarán condenadas al fracaso. Los que trabajamos en las Universidades somos testigos del sufrimiento de muchos jóvenes que escogieron equivocadamente su profesión, ya sea porque no tuvieron un adecuado asesoramiento vocacional o porque sus padres los presionaron en una determinada dirección. En lugar de insistir tercamente en seguir en la decisión original que fue equivocada, hay que animarlos para que rectifiquen y encuentren el oficio o profesión en el que se van a sentir a gusto.
  - c. Con frecuencia desconocemos nuestro potencial en un determinado campo, simplemente porque no se ha dado la oportunidad para que se manifieste. Por eso seamos muy cautos en los juicios que formulamos: ¡yo no sirvo para eso!, ¡usted es incapaz de hacer aquello! Antes de llegar a conclusiones tan drásticas, debemos darnos la oportunidad y dar a otros la oportunidad de ensayar caminos, de explorar horizontes, de correr riesgos… Si nos quedamos encerrados en la celda estrecha de lo conocido y seguro, nunca podremos avanzar en la vida.

 + 5. El autoconocimiento es inseparable de la autoestima. Ser conscientes de nuestras cualidades debe llevar a valorarnos. Amarnos a nosotros mismos es vital para nuestra salud mental y equilibrio interior.

 + 6. Los padres de familia y educadores juegan un papel fundamental en el desarrollo del autoconocimiento y en el logro de la autoestima de los niños y adolescentes:
  - a. Si nosotros enviamos mensajes positivos, los niños y adolescentes desarrollarán personalidades sanas y autónomas. Por el contrario, si los adultos enviamos mensajes negativos, causaremos un daño irreparable. Son frecuentes frases como “usted no sirve para nada”, “usted es una carga para la familia”, “usted es una gorda fea”, etc.
  - b. Por eso hay que evitar las comparaciones entre los hijos; al comparar, se supone que uno de ellos es el ideal que hay que imitar. No cometamos este grave error pedagógico. El ideal no es ser como el otro; el ideal es ser uno mismo y encontrar su propia identidad y realización. Los seres humanos no somos productos en serie que tenemos que ajustarnos a una única norma de calidad; por el contrario, los seres humanos somos únicos e irrepetibles.

 + 7. En este mismo contexto del autoconocimiento y de la autoestima, quiero decir una palabra sobre las relaciones de pareja:
  - a. En el plan de Dios, la relación de pareja debe favorecer el crecimiento y la realización de cada uno de sus miembros, para que así puedan formar un proyecto común, “ser una sola carne”. El auténtico amor se alimenta de la admiración por el otro y el reconocimiento de sus valores.
  - b. Esto adquiere particular importancia en los tiempos de crisis, sobre todo de crisis económica. La pérdida del empleo y la dificultad para seguir aportando al sostenimiento de la familia constituyen un golpe demoledor para la autoestima. Si a este sufrimiento interior se le añaden los comentarios hirientes de la pareja, la crisis económica traerá también la ruptura de la relación. Por eso en tiempos de crisis económica aumentan significativamente las separaciones y los divorcios.
  - c. Hay relaciones de pareja que replican un modelo de dominación que se manifiesta en algunas especies animales. Se trata del “macho alfa” o “hembra alfa” que imponen su dominio desde una posición de fuerza. Todos hemos sido testigos del lamentable espectáculo de hombres y mujeres que maltratan a sus parejas con comentarios humillantes.
  - d. Una relación madura de pareja exige respeto, reconocimiento y complementariedad; cuando la relación se basa en la subordinación, todas las interacciones se contaminan y destruyen a la víctima y al victimario.

 + 8. Consideraciones semejantes podríamos hacer sobre las relaciones laborales. Hay jefes que ejercen un liderazgo positivo pues reconocen los logros de sus equipos de trabajo, los estimulan y los hacen sentir corresponsables de la marcha de la organización. Y hay jefes maltratadores que hacen sentir su poder arbitrario, lo cual crea un pésimo clima laboral.

 + 9. Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Hemos hecho una reflexión poco convencional sobre la parábola de los talentos, ya que hemos explorado los que podríamos llamar “prerrequisitos de la parábola”. Para poder invertir adecuadamente los talentos, debemos ser conscientes de poseerlos. Y en ello juegan un papel determinante los modelos educativos puestos en práctica por padres de familia y profesores, las relaciones de pareja y el tipo de liderazgo que ejerzan los jefes en sus organizaciones.


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domingo, 6 de noviembre de 2011

Domingo 32 del Tiempo Ordinario Ciclo "A" - 6 de Noviembre de 2011 -

 + 1ª Lectura (Sab 6, 12-16)

Lectura del libro de la Sabiduría
Radiante e incorruptible es la sabiduría; con facilidad la contemplan quienes la aman y ella se deja encontrar por quienes la buscan y se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga por ella no se fatigará, porque la hallará sentada a su puerta. Darle la primacía en los pensamientos es prudencia consumada; quien por ella se desvela pronto se verá libre de preocupaciones. A los que son dignos de ella, ella misma sale a buscarlos por los caminos; se les aparece benévola y colabora con ellos en todos sus proyectos. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

 + Salmo responsorial (62)

R. Señor, mi alma tiene sed de ti. Aleluya.
L. Señor, Tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora, como el suelo reseco añora el agua. /R.
L. Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia: siempre, Señor, te alabarán mis labios. /R.
L. Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios. /R.

 + 2ª Lectura (1Ts 4, 13-18)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses
Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con El. Lo que les decimos como palabra del Señor, es esto: que nosotros, los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no tendremos ninguna ventaja sobre los que ya murieron. Cuando Dios mande que suenen las trompetas, se oirá la voz de un arcángel y el Señor mismo bajará del cielo. Entonces, los que murieron en Cristo resucitarán primero; después nosotros, los que quedemos vivos, seremos arrebatados, juntamente con ellos entre nubes por el aire, para ir al encuentro del Señor, y así estaremos siempre con El. Consuélense, pues, unos a otros con estas palabras. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

 + Aclamación antes del Evangelio (Mateo 24, 42-44)

R. Aleluya, aleluya.- Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre. R. Aleluya.

 + Evangelio (Mt 25, 1-13)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: 'Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando'. Las previsoras les contestaron: 'No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo'. Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos'. Pero él les respondió: 'Yo les aseguro que no las conozco'. Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


http://homilia.org/lecturas.htm

Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXXII A (6-noviembre-2011)

 + 1. Lecturas:
  - a. Libro de la Sabiduría 6, 12-16
  - b. I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 4, 13-17
  - c. Mateo 25, 1-13

 + 2. Las tecnologías de la información y la comunicación, que conocemos como las TIC, han transformado la manera de hacer las cosas: el manejo del dinero, el pago de muchos servicios, las compras, la reserva de tiquetes y boletos, etc., etc. La lista sería de nunca acabar…

 + 3. Igualmente, el uso de las TIC es una plaga detestable, cuando se lo hace sin tener en cuenta tiempos y lugares; la gente responde el celular o está consultando la información en medio de un concierto o durante un rito religioso o cuando está sentada en un restaurante. ¡Las reglas de un protocolo básico y de la urbanidad no existen!

 + 4. Quiero invitarlos a que, inspirados por la primera lectura de este domingo, nos desconectemos de la información, que es el corazón de las TIC, para conectarnos con el tema de la “sabiduría”. La información es un tipo de conocimiento al que accedemos vía internet; la sabiduría es otro tipo de conocimiento, absolutamente diferente. La primera lectura de este domingo está centrada en la sabiduría; apaguemos nuestros celulares y tabletas de última generación, superemos la adicción que fija nuestra mirada en sus pantallas, y naveguemos no por el ciberespacio sino por las aguas profundas y cristalinas de la sabiduría.

 + 5. ¿Cómo describir la sabiduría? Es una postura ante la vida, resultado de una reflexión serena; la sabiduría es ser capaces de entender que la realización del ser humano se logra promoviendo los valores del ser por encima de los intereses del tener; el camino de la felicidad pasa por compartir y no por acumular riquezas y honores de manera egoísta; la sabiduría consiste en descubrir que el diálogo respetuoso es la única herramienta civilizada para solucionar los conflictos que inevitablemente aparecen en la convivencia.

 + 6. El conocimiento científico y las destrezas tecnológicas no coinciden con ese conocimiento superior que es la sabiduría. Más aún, todos nosotros hemos encontrado en la vida a personas sabias, que expresan el comentario oportuno que aporta luz y paz, quienes no se destacan por su formación académica. La sabiduría no se conquista a través de cursos universitarios sino mediante una experiencia de vida que ha pasado por el filtro de la reflexión.

 + 7. En esta meditación dominical vayamos al terreno de los casos concretos.

 + 8. ¿Cómo podemos afirmar que un papá o una mamá desempeñan con sabiduría el trabajo más exigente de todos?
  - a. Actuarán de manera sabia si han comprendido que la necesidad básica de sus hijos no es tener cosas sino sentirse amados, escuchados y protegidos.
  - b. La paternidad/maternidad no se ejerce con una chequera abultada sino dedicando tiempo para estar juntos.
  - c. Se comportan como necios aquellos padres y madres de familia que dan respuesta positiva a todos los caprichos de sus hijos; por el contario, hay que establecer unas reglas de juego claras sobre horarios, estudio, programas, amigos, etc. Cuando una persona llega a la adultez cronológica sin haber interiorizado el sentido de los límites y de la disciplina, será un caos.

 + 9. ¿Cuándo podemos afirmar que los profesores siembran semillas de sabiduría en las mentes y corazones de sus alumnos?
  - a. Serán sembradores de sabiduría en la medida en que estimulen la curiosidad que conduce a investigar y a explorar nuevos horizontes.
  - b. Estarán a la altura de su misión si son conscientes de que su aporte va más allá de una asignatura; pensemos, por ejemplo, en un profesor de matemáticas; él actúa como educador no solo cuando se mueve dentro del campo de las matemáticas; educa – o maleduca – a través de la forma como interactúa con sus alumnos, las respuestas que da, las evaluaciones que hace. Educar es algo que se hace a través del lenguaje verbal y no verbal.
  - c. Una cosa es sentirse instructor que conoce un área del conocimiento; otra muy diferente es tener conciencia de ser un educador, lo cual se expresa a través de interacciones muy complejas y ricas entre el profesor y el alumno.

 + 10. ¿Cómo podemos afirmar que un sacerdote actúa de manera sabia? Cuando sirve de facilitador para que los creyentes encuentren a Dios en la vida diaria. La sabiduría inspirará su ministerio sacerdotal si siembra fe, esperanza, amor, optimismo y reconciliación en los corazones atribulados. Al sacerdote no se le pide que exponga sus propias teorías psicológicas o sociológicas, sino que anuncie, en palabras sencillas y concretas, la buena noticia de Jesús resucitado.

 + 11. ¿Qué es un amigo sabio? No el que nos concede siempre la razón y actúa como cómplice para cubrir nuestras espaldas cuando hayamos actuado indebidamente. El amigo sabio es aquel siempre fiel a la verdad, aunque ésta sea incómoda, y nos abre los ojos cuando estamos enceguecidos por la pasión.

 + 12. Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Superemos la adicción que nos mantiene conectados a la tecnología pero desconectados de la gente que nos rodea. Busquemos ese conocimiento superior que es la sabiduría, que cambiará nuestro comportamiento como padres y madres de familia, como educadores, como sacerdotes, como amigos.


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domingo, 30 de octubre de 2011

Domingo 31 del Tiempo Ordinario Ciclo "A" - 30 de Octubre de 2011 -

1ª Lectura (Mal 1, 14-2, 2.8-10)

Lectura del libro del profeta Malaquías
"Yo soy el rey soberano, dice el Señor de los Ejércitos; mi nombre es temible entre las naciones. Ahora les voy a dar a ustedes, sacerdotes, estas advertencias: Si no me escuchan y si no se proponen de corazón dar gloria a mi nombre, Yo mandaré contra ustedes la maldición". Esto dice el Señor de los Ejércitos: "Ustedes se han apartado del camino, han hecho tropezar a muchos en la ley; han anulado la alianza que hice con la tribu sacerdotal de Leví. Por eso Yo los hago despreciables y viles ante todo el pueblo, pues no han seguido mi camino y han aplicado la ley con parcialidad". ¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos traicionamos como hermanos, profanando así la alianza de nuestros padres?. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 130)

R. Señor, consérvame en tu paz.
L. Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos soberbios; grandezas que superen mis alcances no pretendo. /R.
L. Estoy, Señor, por lo contrario, tranquilo y en silencio, como niño recién amamantado en los brazos maternos. /R.
L. Que igual en el Señor esperen los hijos de Israel, ahora y siempre. /R.

2ª Lectura (1Ts 2, 7b-9.13)


Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses
Hermanos: Cuando estuvimos entre ustedes, los tratamos con la misma ternura con la que una madre estrecha en su regazo a sus pequeños. Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles, no solamente el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida, porque han llegado a sernos sumamente queridos. Sin duda, hermanos, ustedes se acuerdan de nuestros esfuerzos y fatigas, pues, trabajando de día y de noche, a fin de no ser una carga para nadie, les hemos predicado el Evangelio de Dios. Ahora damos gracias a Dios continuamente, porque al recibir ustedes la palabra que les hemos predicado, la aceptaron, no como palabra humana, sino como lo que realmente es: palabra de Dios, que sigue actuando en ustedes, los creyentes. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Mateo 23, 9-10)

R. Aleluya, aleluya.- Su maestro es uno solo, Cristo, y su Padre es uno solo, el del Cielo, dice el Señor. R. Aleluya.

Evangelio (Mt 23, 1-12)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestro’. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre', porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar 'guías', porque el ‘guía' de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


http://homilia.org/lecturas.htm

El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A – Octubre 30 de 2011

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: hagan y cumplan lo que les digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero no están dispuestos mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que los llamen maestros. Ustedes, en cambio, no se dejen llamar ‘maestro’, porque uno solo es su maestro, y todos ustedes son hermanos. Y no llamen ‘padre’ a nadie en la tierra, porque uno solo es el Padre de ustedes, el del cielo. No se dejen llamar ‘consejero’, porque uno solo es su consejero, Cristo. El primero entre ustedes será el servidor de ustedes. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» (Mateo 23, 1-12).

 + 1.- En la cátedra de Moisés se sentaron los maestros de la Ley y fariseos

Jesús y los primeros cristianos experimentaron una fuerte oposición por parte de los jefes religiosos del judaísmo. Entre estos jefes estaban los saduceos, pertenecientes a la casta sacerdotal, descendientes de la tribu de Leví -uno de los doce hijos de Jacob  (siglo 18 a. C.)-. Derivaban su nombre de Sadoc, un antiguo sacerdote de la época del Salomón (siglo 10 a.C.). Se jactaban de su casta, despreciaban a la gente del pueblo y explotaban a los pobres comerciando con la religión. Ya el profeta Malaquías (siglo 5 a.C.), como dice la primera lectura (Malaquías 1, 14b-2,2b.8-10), dirigiéndose a los sacerdotes del templo recién reconstruido después del regreso de Babilonia, les había transmitido un reproche de parte de Dios por no cumplir debidamente su misión: “Ustedes se han apartado del camino, han hecho tropezar a muchos, han invalidado mi alianza…”

También figuraban entre los jefes religiosos los llamados fariseos, término que significa “separados” -es decir, incontaminados-, cuyos principales representantes eran los escribas, maestros o doctores que enseñaban en las sinagogas, lugares destinados a la instrucción de los judíos en las Sagradas Escrituras. Se consideraban merecedores de alabanza y de la recompensa divina por practicar la Ley o “Torá” que había promulgado Moisés en el siglo XII a. C., y un sinnúmero de prescripciones que hacían derivar de ella. A ellos se refiere Jesús en el Evangelio, señalando su hipocresía (no hacen lo que dicen, predican y no aplican), su intransigencia legalista (imponen cargas insoportables a los demás) y su soberbia (todo lo hacen para que los vea la gente: alargan sus filacterias -pequeños rollos de pergamino que simbolizaban la “Torá”-…; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias… y que la gente los llame “maestro”).

 + 2.- No se dejen llamar “maestro”

Jesús también era llamado rabí (maestro) por sus discípulos. Sin embargo, nunca aparece en los Evangelios exigiendo que se le llame así. Sólo una vez aparece refiriéndose a este título, pero precisamente cuando acaba de lavarles los pies a sus discípulos inmediatamente antes de la última cena, para explicarles el sentido de lo que acaba de hacer, con una actitud diametralmente distinta de la farisaica: “Ustedes me llaman Maestro y Señor; y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo, para que como yo he actuado,  también ustedes actúen” (Juan 13, 13-15).

Frente a la pretensión de los fariseos que se preciaban de su título de maestros, Jesús aparece en los Evangelios llamándose a sí mismo hijo del hombre. Y aunque los estudiosos de la Biblia relacionan este apelativo con un texto del profeta Daniel (en las nubes del cielo venía como un hijo de hombre (…); le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran” -Dn 7, 13-14-), también podemos ver en él una muestra de la disposición de Jesús a ser tratado como un  ser humano, sin pretensiones engreídas de superioridad. Este es precisamente el núcleo de la enseñanza que nos trae el Evangelio. No se trata de aplicar a la letra lo que dice como si tuviésemos que abolir todos los títulos y apelativos, pero sí de no basar en ellos el reconocimiento de las personas.

 + 3.- El más grande se hará el servidor de ustedes… El que se humilla será enaltecido…

Jesús dice en otros pasajes evangélicos que Él actúa “como el que sirve” y que “el hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir”. El verdadero valor de lo que hacemos no está en los títulos, sino en la actitud constructiva de servicio. El valor de una profesión, por ejemplo, no está en el diploma que se enmarca visiblemente en una pared, sino en orientar el saber adquirido hacia el bien de los demás, sin buscar ser aplaudidos y alabados, sino ante todo la mayor gloria de Dios, que es el bien de todas sus criaturas.

Lo que dice Pablo en la segunda lectura (Tesalonicenses 2, 7b-9.13) contrasta con la actitud de los fariseos criticados por Jesús. Pablo mismo había sido fariseo antes de su conversión, y ahora invita a los primeros cristianos de la ciudad griega de Tesalónica a tener presente la actitud de servicio con la cual él y sus colaboradores los habían tratado, sin imponerles cargas insoportables: “Recuerden, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie…”. Así debemos proceder especialmente quienes tenemos la misión de educar: padres y madres de familia, profesores y profesoras en las instituciones educativas, ministros o servidores de la Iglesia.

“El que se humilla será enaltecido”, termina diciendo Jesús en el Evangelio. Esta sentencia se ha realizado ante todo en Él mismo, quien, como dice Pablo en otra carta (Filipenses 2, 6-11), “no estimó el ser igual a Dios como algo a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo…; y en la condición de hombre se humilló a sí mismo…; por lo cual Dios también lo exaltó y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. Pidámosle pues al Señor que nos conceda la virtud de la humildad y la consecuente disposición de servicio a los demás, con preferencia por los más necesitados.-


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