domingo, 30 de diciembre de 2012

Fiesta de la Sagrada Famlia Ciclo "C" - Domingo 30 de Diciembre de 2012

1ª Lectura (Eclo 3, 3-7. 14-17)

Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide)
El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre la prole. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre. Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre. Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque chochee, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (127)

R. Dichoso el que teme al Señor.
L. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien. /R.
L. Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa. /R.
L. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: "Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida". /R.

2ª Lectura (Col 3, 12-21)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los colosenses
Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a Él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión. Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo. Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, como lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Col 3, 15.16)

R. Aleluya, aleluya.- Que en sus corazones reine la paz de Cristo; que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 2, 41-52)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el Niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días se volvieron, pero el Niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia". Él les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su Madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas. Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo - Diciembre 30 de 2012

Texto: Gabriel Jaime Pérez Montoya, S.J.

La Iglesia nos invita este domingo inmediatamente posterior a la celebración del nacimiento de Jesús, a meditar sobre la Sagrada Familia compuesta por Él, María y José. Detengámonos en algunos aspectos que nos presentan los textos bíblicos correspondientes, y tratemos de aplicarlos a nuestra vida, cuando en este tiempo de Navidad cobra especial importancia el sentido de la familia.

 + 1. Volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndoles en todo

El relato que nos trae hoy el Evangelio sobre la pérdida y hallazgo del niño Jesús en el Tempo de Jerusalén contiene un significado simbólico que se relaciona con lo que iba a ser el misterio de su resurrección. En este sentido, la expresión “al cabo de tres días” nos remite a la experiencia pascual que iban a vivir María santísima y los primeros discípulos de Jesús después de su pasión y muerte en la cruz. Esto quiere decir que los relatos de la infancia de Jesús que encontramos en los Evangelios según san Mateo y según san Lucas, y que fueron redactados después de los de la pasión, muerte y resurrección del Señor, se escribieron desde la perspectiva de la vivencia pascual que tuvieron sus primeros discípulos.

En el relato de Lucas que corresponde al Evangelio de este domingo, encontramos a Jesús cumpliendo con sus padres María y José la costumbre religiosa de celebrar cada año la fiesta de la Pascua, con la que los judíos conmemoraban la liberación, obrada por Dios, de la esclavitud que habían sufrido sus antepasados en Egipto doce siglos atrás. María y José fueron para ello con su hijo de 12 años desde Nazaret en Galilea hasta la capital de Judea, cuyo centro de culto a Dios era el Templo de Jerusalén.

Varios elementos para nuestra contemplación orante podemos encontrar en el relato de la pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo. Centrémonos hoy, con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia, en la última parte del Evangelio, en la cual se nos presenta a Jesús, después de su regreso con María y José a Nazaret, “obedeciéndoles en todo”, y contemplemos el misterio de Dios hecho hombre que, como hijo, da ejemplo de obediencia a sus padres. Pero también contemplemos a María, quien, como nos dice el Evangelio, “guardaba todo esto en su corazón”. Se trata del silencio reverente ante el misterio del desarrollo mental y físico de un niño que, sin dejar de ser Dios, se ha hecho humano hasta el punto de “crecer en sabiduría y estatura”.

 + 2. Honra a tu padre y a tu madre

Tanto la 1ª lectura, tomada de un libro del Antiguo Testamento escrito hacia el año 180 a. C. y llamado de Ben Sirac o Eclesiástico (3, 3-7.14-17 a), como la 2ª, de la carta escrita entre los años 57 y 62 d. C. por san Pablo a la comunidad de los Colosenses (3, 12-21), habitantes de la pequeña población de Colosas, en el Asia Menor, nos recuerdan el cuarto mandamiento de la Ley de Dios: “Honrarás a tu padre y a tu madre”.

Ahora bien, en la 2ª lectura encontramos un detalle interesante: la exhortación de Pablo a los padres a que traten a sus hijos como personas que merecen respeto “padres, no exasperen a sus hijos”, tiene una actualidad especial en nuestro país, donde la violencia intrafamiliar -en especial el maltrato infantil- es una de las manifestaciones más frecuentes de la injusticia social. Así, pues, el cuarto mandamiento de la Ley de Dios no es sólo para los hijos con respecto a sus padres. Implica también que éstos sepan ganarse el respeto de sus hijos, con el testimonio de su ejemplo de buen trato.

 + 3. La Sagrada Familia y la auténtica familia cristiana

La segunda lectura nos presenta también todo un programa para la realización de la vida familiar. Resalta en este programa la disposición a la comprensión y al perdón, indispensable para la armonía entre esposos y entre padres e hijos. Es en el seno de la familia donde se aprende a pedir perdón y a perdonar, con todo lo que ello implica en términos de reconciliación y a la vez de disposición a enmendarse y reparar los males causados. Si no existe en el hogar esta experiencia, muy difícilmente se darán después en la persona las disposiciones necesarias para contribuir a la convivencia pacífica.

Pero además el texto bíblico nos presenta una doble referencia a la Acción de Gracias, término que corresponde en griego a la palabra Eucaristía. La Misa de los domingos y días festivos debe ser constante en la vida familiar, además de la oración diaria en familia, a la hora compartir el alimento, dándole gracias al Señor por él y pidiéndole que nos disponga a compartir lo que tenemos con los más necesitados.

Dispongámonos entonces a participar en familia y con la debida frecuencia en la celebración del sacramento de la Eucaristía, que no sólo nos da la oportunidad a todos de escuchar en comunidad lo que nos dice el Señor, sino también de ser alimentados con la vida resucitada de Jesús, que nos fortalece espiritualmente para seguir el ejemplo de la Sagrada Familia.


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domingo, 23 de diciembre de 2012

Domingo 4 Tiempo de Adviento Ciclo "C" - 23 de Diciembre de 2012 -

1ª Lectura (Mi 5, 1-4)

Lectura del libro del profeta Miqueas
Esto dice el Señor: "De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y Él mismo será la paz". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (79)

R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
L. Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. /R.
L. Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. /R.
L. Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. /R.

2ª Lectura (Hb 10, 5-10)

Lectura de la Carta a los hebreos
Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije -porque a mí se refiere la Escritura-: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad". Comienza por decir: "No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado", -siendo así que eso es lo que pedía la ley-; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad". Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lucas 1, 38)

R. Aleluya, aleluya.- Yo soy la esclava del Señor; que se cumpla en mí lo que me has dicho. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 1, 39-45)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Aporte Ecológico a la Homilía del domingo - Diciembre 23 de 2012

Por: Alejandro Londoño Posada, S.J.

El evangelio de Lucas nos propone lo que San Ignacio llama una "composición de lugar": el camino que recorre María para visitar a su prima Isabel. Ella lo recorre de prisa, pues salió sin demora a un pueblo de las montañas de Judea.

La Iglesia también nos propuso recorrer un camino hacia el pesebre. Se le da el nombre de Adviento. Es una etapa muy diferente a la que nos ha estado proponiendo la sociedad de consumo. Esta nos ha venido acosando con las compras, los gastos y los regalos de las fiestas navideñas.

No ha pasado una semana en que no aparecieran separatas y folletos en los periódicos, con colores navideños, anunciando productos finos, ropa elegante, comida exquisita. Se llegó hasta el extremo de que una empresa, gastó 257 páginas para anunciar los productos. Lo mismo ha hecho la televisión y la radio. A todo esto hemos llamado el Robo de la Navidad. También el Pecado contra la Ecología.

María al entrar en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. Apenas ésta escuchó el saludo de María, la criatura que llevaba en su vientre se estremeció y ella exclamó: “Bendita eres tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? ” (Lucas 1, 42-43).

Si alguien en Navidad nos preguntara por qué le damos tal veneración a María, bastaría con mencionar estas palabras de Lucas. Incluso le podríamos añadir: “Dichosa eres tú, que creíste que se cumpliría lo que el Señor te anunció” (v.45). E invitar a esa persona a sentirse dichosa por tener una Madre tan especial, así lo ignore.

Ya en los domingos anteriores hemos comentado el significado tan profundo de los textos que acompañan los Evangelios de estos días. Lo rica que ha sido la situación de Israel descrita por los profetas. Lo expresivo de los anuncios de estos sobre una Venida de Alguien que daría un nuevo sentido a la vida.

La Navidad es la fiesta es la fiesta de los niños. Y de los mayores! El pesebre es la exposición de la naturaleza. En él se colocan, además de figuras humanas, las bellezas de la naturaleza, los pinos y los musgos, las cascadas y los lagos. Pero con frecuencia también los diferentes caminos.

Quienes hacen pesebres, deben elegir a qué camino le van a dedicar más atención. Está el sendero de María para subir a la montaña y visitar a su prima Isabel; el camino de Nazaret a Belén recorrido por María y José; la ruta de los magos narrada por Mateo, el camino de los pastores amigos de Lucas. Y añadamos otros caminos parecidos, por desgracia, a algunos de hoy: el camino del exilio a Egipto para escapar del tirano Herodes y el camino de regreso a Nazaret para escapar de otro tirano, Arquelao.

Nosotros regresemos ahora al camino litúrgico de estas tres semanas y hagámonos esta pregunta: ¿Cómo he vivido este camino del Adviento? ¿Lo he vivido con fe y esperanza?

Y no está por demás pensar en nuestras actuales Caminatas Ecológicas. Ninguna de las anteriores tenía ese nombrecito, que suena como a “turismo alternativo”. Pero adivinamos que por aquellos caminos y senderos se contempló la naturaleza, se gozó del paisaje y se alabó al Creador. Una posibilidad semejante podrían ofrecernos estas caminatas, en estos tiempos navideños, añadiéndoles un bien sentido crítico frente a la destrucción de los ecosistemas por los tiranos solapados de hoy en día.

Hoy estas salidas son pensadas para huir de la cotidianidad, descansar de la ciudad, recorrer y gozar de nuevos ambientes. No se trata de competir con el turismo. No se recorre lo mismo a pie que en carro. Se abarca menos, pero se palpa mejor el terreno. Es otra manera de conocer la naturaleza, más de cerca y de coleccionar mil detalles que de otra forma pasarían desapercibidos.


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domingo, 16 de diciembre de 2012

Domingo 3 de Adviento Ciclo "C" - 16 de Diciembre de 2012 -

1ª Lectura (So 3, 14-18)

Lectura del libro del profeta Sofonías
Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal. Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; Él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Is 12)

R. El Señor es mi Dios y salvador.
L. El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. /R.
L. Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. /R.
L. Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes. /R.

2ª Lectura (Flp 4, 4-7)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los filipenses
Hermanos míos: Alégrense siempre en el Señor; se los repito: ¡Alégrense! Que la benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Is 61, 1)

R. Aleluya, aleluya.- El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 3, 10-18)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista: "¿Qué debemos hacer?" Él contestó: "Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo". También acudían a él los publícanos para que los bautizara, y le preguntaban: "Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?" Él les decía: "No cobren más de lo establecido". Unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?" Él les dijo: "No extorsionen a nadie ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario". Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: "Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue". Con éstas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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“Juan anunciaba las buenas noticias a la gente” - Diciembre 16 de 2012

por: Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

La predicación es un arte que no es fácil adquirir y siempre habrá quejas porque es muy extensa, o muy breve o porque en lugar de referirse a la Palabra de Dios nos detenemos en asuntos de la política o de los problemas económicos… pero si el predicador hace referencia a las Escrituras, es fácil escuchar también a otros que se quejan que lo único que hace el predicador es repetir las lecturas sin hacer referencias a la realidad actual. Es muy difícil tener contenta a la gente con nuestra predicación, pero también ha que reconocer que muchas veces los que prestamos este servicio en la Iglesia, necesitamos preparar con mayor cuidado lo que vamos a decir, de manera que las personas que nos escuchan se sientan ‘edificados’ e invitados a cambiar su propia vida. En el oficio de lectura de la memoria de San Vicente Ferrer, se ofrece un texto tomado de su Tratado sobre la vida espiritual, en el que hay una serie de recomendaciones sobre la predicación que vale la pena recordar hoy:

“En la predicación y exhortación debes usar un lenguaje sencillo y un estilo familiar, bajando a los detalles concretos. Utiliza ejemplos, todos los que puedas, para que cualquier pecador se vea retratado en la exposición que haces de su pecado; pero de tal manera que no des la impresión de soberbia o indignación, sino que lo haces llevado de la caridad y espíritu paternal, como un padre que se compadece de sus hijos cuando los ve en pecado o gravemente enfermos o que han caído en un hoyo, esforzándose por sacarlos del peligro y acariciándoles como una madre. Hazlo alegrándote del bien que obtendrán los pecadores y del cielo que les espera si se convierten. Este modo de hablar suele ser de gran utilidad para el auditorio. Hablar en abstracto de las virtudes y los vicios no produce impacto en los oyentes”.

El texto del evangelio que nos presenta la Escritura en el día de hoy nos cuenta cómo predicaba San Juan Bautista, poniendo ejemplos muy claros y comprensibles para aquellos que le preguntaban qué debían hacer: “El que tenga dos trajes, dele uno al que no tiene ninguno; y el que tenga comida, compártala con el que no la tiene”. Y cuando le preguntaron unos publicanos sobre lo que debían hacer, les dijo: “No cobren más de lo que deben cobrar”. Más adelante se habla de unos soldados que también se acercaron para saber qué debían hacer ellos, y Juan les dice: “No le quiten nada a nadie, ni con amenazas ni acusándolo de algo que no haya hecho, y conformándose con su sueldo”. Todo esto, lo decía Juan, teniendo claro que no se anunciaba a sí mismo, sino que su tarea era preparar el encuentro de cada uno de sus oyentes con el Señor que venía a su encuentro de modo personal.

Al acercarse la celebración de la Navidad, nos sentimos invitados a cambiar muchas cosas en nuestra vida y la predicación debe señalar con ejemplos claros y sencillos las cosas que podemos cambiar, invitando a las personas que buscan una respuesta a descubrir lo que podemos y debemos hacer para que hoy vuelva ser Navidad en medio de nosotros y en medio de nuestro pueblo. De acuerdo a la situación concreta de los oyentes que tenemos delante, deberíamos hacer el esfuerzo por concretar los cambios que podrían hacer en sus propias vidas y bajar a lo concreto, como lo recomiendo San Vicente Ferrer y como lo hace el Bautista… Esto es anunciar “las buenas noticias a la gente”.


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domingo, 9 de diciembre de 2012

Domingo 2 de Adviento Ciclo "C" - 9 de Diciembre de 2012 -

1ª Lectura (Ba 5, 1-9)

Lectura del libro del profeta Baruc
Jerusalén, despójate de tus vestidos de luto y aflicción, y vístete para siempre con el esplendor de la gloria que Dios te da; envuélvete en el manto de la justicia de Dios -y adorna tu cabeza con la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu grandeza a cuantos viven bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: "Paz en la justicia y gloria en la piedad". Ponte de pie, Jerusalén, sube a la altura, levanta los ojos y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y occidente, a la voz del espíritu, gozosos porque Dios se acordó de ellos. Salieron a pie, llevados por los enemigos; pero Dios te los devuelve llenos de gloria, como príncipes reales. Dios ha ordenado que se abajen todas las montañas y todas las colinas, que se rellenen todos los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios. Los bosques y los árboles fragantes le darán sombra por orden de Dios. Porque el Señor guiará a Israel en medio de la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolo con su misericordia y su justicia. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (125)

R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. 
L. Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio, creíamos soñar; entonces no cesaba de reír nuestra boca, ni se cansaba entonces la lengua de cantar. /R.
L. Aun los mismos paganos con asombro decían: "¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!" Y estábamos alegres, pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor. /R.
L. Como cambian los ríos la suerte del desierto, cambia también ahora nuestra suerte, Señor, y entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor. /R.
L. Al ir, iban llorando, cargando la semilla; al regresar, cantando vendrán con sus gavillas. /R.

2ª Lectura (Flp 1, 4-6. 8-11)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los filipenses
Hermanos: Cada vez que me acuerdo de ustedes, le doy gracias a mi Dios, y siempre que pido por ustedes, lo hago con gran alegría, porque han colaborado conmigo en la causa del Evangelio, desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de que Aquel que comenzó en ustedes esta obra la irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de Cristo Jesús. Dios es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el amor entrañable con que los ama Cristo Jesús. Y ésta es mi oración por ustedes: Que su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y sensibilidad espiritual. Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios e irreprochables al día de la venida de Cristo, llenos de los frutos de la justicia, que nos viene de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lc  3, 4.6)

R. Aleluya, aleluya.- Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 3, 1-6)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías. Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías: Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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“Todo el mundo verá la salvación que Dios envía” - Diciembre 09 de 2012

por: Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Hace algunos días un amigo me contaba la historia de su abuela que bordaba unos manteles muy hermosos. “Cuando era niño me quedaba junto a ella las tardes enteras charlando mientras sus hábiles manos danzaban en perfecta armonía con los hilos y las telas. Su estado de ánimo variaba dependiendo del día. A veces estaba alegre y conversadora; otras lucía seria y silenciosa. Y de vez en cuando se quejaba más de la cuenta. Sin embargo siempre, sin importar el día, cosía con la misma mística. Frecuentemente la encontraba en su silla, dormitando, con la cabeza inclinada levemente hacia adelante, pero aferrada con firmeza a su tejido. Durante semanas sus bordados me parecían extraños y confusos, puesto que mezclaba hilos de distintos colores y texturas, que se veían en completo desorden. Cuando le preguntaba qué estaba tejiendo o bordando, sonreía y gentilmente me decía: –Ten paciencia, ya lo verás. Al mostrarme la obra terminada, me percataba que donde había habido hilos de colores oscuros y claros, resplandecía bordada una linda flor o un precioso paisaje. Lo que antes parecía desordenado y sin sentido, se entrelazaba creando una hermosa figura. Me sorprendía y le preguntaba: –Abuela, ¿cómo lo haces? ¿Cómo puedes tener tanta paciencia? –Es como la vida –respondía–. Si te fijas en la tela y los hilos en su estado original, se asemejarán a un caos, sin sentido ni relación, pero si recuerdas lo que estás creando, todo tendrá sentido”.

Cuando leo las circunstancias que describe el Evangelio que nos presenta hoy la liturgia, tengo la impresión de ver un tejido, todavía sin forma, como el de la abuela de mi amigo: “Era el año quince del gobierno del emperador Tiberio, y Poncio Pilato era gobernador de Judea. Herodes gobernaba en Galilea, su hermano Filipo gobernaba en Iturea y Traconítide, y Lisanias gobernaba en Abilene. Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes”. Pero cada uno de estos hilos, con los que Dios iba tejiendo la historia humana, se iba también tejiendo la historia de nuestra salvación.

Dice san Lucas que “por aquel tiempo, Dios habló en el desierto a Juan, el hijo de Zacarías, y Juan pasó por todos los lugares junto al río Jordán, diciendo a la gente que ellos debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados”. El oficio de Juan el Bautista ha sido siempre reconocido como el anuncio de la llegada del Mesías; Juan fue quien supo señalar, entre la multitud, al Cordero de Dios que venía a quitar el pecado del mundo. Juan le enseñó a la gente a reconocer, entre los hilos y las telas de una historia confusa, la presencia del Emmanuel, es decir, del Dios con nosotros, que se hizo historia y sangre, pueblo y cultura, súplica y grito de protesta, en el vientre de María, la Virgen fecunda, la llena de gracia y simpatía.

Juan viene a dar cumplimiento a la profecía de Isaías que invitaba a levantar la voz en medio del desierto: “Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto. Todo valle será rellenado, todo cerro y colina será nivelado, los caminos torcidos serán enderezados, y allanados los caminos disparejos. Todo el mundo verá la salvación que Dios envía”. Que en estos días de adviento, podamos preparar nuestras vidas para que seamos capaces de reconocer, como Juan, o como la abuela de mi amigo, los planes de Dios en medio de los hilos caóticos de nuestra historia personal y colectiva.


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domingo, 2 de diciembre de 2012

Domingo 1 de Adviento Ciclo "C" - 2 de Diciembre de 2012 -

1ª Lectura (Jr 33, 14-16)

Lectura del libro del profeta Isaías
Se acercan los días, dice el Señor, en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora, yo haré nacer del tronco de David un vástago santo, que ejercerá la justicia y el derecho en la tierra. Entonces Judá estará a salvo, Jerusalén estará segura y la llamarán "el Señor es nuestra justicia". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (24)

R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
L. Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza. /R.
L. Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos. /R.
L. Con quien guarda su alianza y sus mandatos, el Señor es leal y bondadoso. El Señor se descubre a quien lo teme y le enseña el sentido de su alianza. /R.

2ª Lectura (1Ts 3, 12-4,2)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los tesalonicenses
Que el Señor los llene y los haga rebosar de un amor mutuo y hacia todos los demás, como el que yo les tengo a ustedes, para que Él conserve sus corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro Padre, hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús, en compañía de todos sus santos. Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el nombre del Señor Jesús a que vivan como conviene, para agradar a Dios, según aprendieron de nosotros, a fin de que sigan ustedes progresando. Ya conocen, en efecto, las instrucciones que les hemos dado de parte del Señor Jesús. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Sal 84, 8)

R. Aleluya, aleluya.- Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 21, 25-28.34-36)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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“(...) Anímense y levanten la cabeza, porque muy pronto serán libertados” - Diciembre 02 de 2012

por: Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Cuentan la historia de un soldado que se acerca a su jefe inmediato y le dice: “–Uno de nuestros compañeros no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo”. “–Permiso denegado –replicó el oficial–. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto”. Haciendo caso omiso de la prohibición, el soldado salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial, furioso, le gritó: “–¡Ya le dije yo que había muerto! Dígame, ¿valía la pena ir allí para traer un cadáver arriesgando su propia vida?” Y el soldado moribundo respondió: “–¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: ¡Estaba seguro que vendrías!. En estos casos es cuando se entiende que un amigo es aquel que se queda cuando todo el mundo se ha ido. Los verdaderos amigos no calculan costos, ni están midiendo gota a gota su propia entrega. Un verdadero amigo no sabe de ahorros, ni de moderaciones en la generosidad. “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Juan 15, 31), decía Jesús antes de su propia entrega hasta la muerte, y muerte de cruz.

Lo que realmente hace novedosa nuestra fe, con respecto a otras religiones, es que nuestro Dios se encarnó, se hizo hombre, compartió nuestra condición humana, menos en el pecado, asumiendo todas las consecuencias de la encarnación. No nos dejó abandonados al poder de nuestras limitaciones, sino que vino a rescatarnos de nuestras miserias personales y sociales. Esta es la esperanza que nos anima y por la cual tenemos que estar despiertos para saber reconocerla y recibirla el día que se acerque: “Tengan cuidado y no dejen que sus corazones se endurezcan por los vicios, las borracheras y las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no caiga de pronto sobre ustedes como una trampa. Porque vendrá sobre todos los habitantes de la tierra. Estén ustedes preparados, orando en todo tiempo, para que puedan escapar de todas estas cosas que van a suceder y para que puedan presentarse delante del Hijo del hombre”.

Estas advertencias que nos presenta el evangelio de hoy, pueden ser leídas con temor y temblor, porque anuncian acontecimientos extraordinarios: “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra las naciones estarán confusas y se asustarán por el terrible ruido del mar y de las olas. La gente se desmayará de miedo al pensar en lo que va a sucederle al mundo; pues hasta las fuerzas celestiales serán sacudidas. Entonces se verá al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria”. Sin embargo, san Lucas está invitando precisamente a lo contrario; no a sentir miedo, sino a llenarse de alegría por lo que va a suceder: “Cuando comiencen a suceder estas cosas, anímense y levanten la cabeza, porque muy pronto serán libertados”.

Cuando nos sintamos hundidos en medio de las dificultades personales o sociales, y parezca imposible levantar la cabeza por la vergüenza y la desesperación; cuando ya no haya luces que iluminen nuestro camino en medio de la noche cerrada, podemos estar seguros, como el soldado aquel con el que comenzamos, que Dios no nos dejará abandonados en medio del campo de batalla. Podremos decirle a Dios: “¡Estaba seguro que vendrías!”, porque nuestro Dios vendrá, con toda certeza, a nuestro encuentro.


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domingo, 25 de noviembre de 2012

Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo - Domingo 34 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" 25 de Noviembre de 2012 -

1ª Lectura (Dn 7, 13-14)

Lectura del libro del profeta Daniel
Yo Daniel, tuve una visión nocturna: Vi  a  alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano de muchos siglos y fue  introducido a su presencia. Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno, y su reino jamás será destruido. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (92)

R. Señor, Tú eres nuestro rey.
L. Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de poder y de majestad. /R.
L. Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre está firme tu trono. /R.
L. Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor, la santidad adorna tu templo. /R.

2ª Lectura (Ap 1, 5-8)

Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan
Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A Él  la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Miren: El viene entre las nubes, y todos lo verán, aún aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra harán luto por su causa.  “Yo soy el Alfa y el Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso”. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Mc 11, 9-10)

R. Aleluya, aleluya.-
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R. Aleluya.

Evangelio (Jn 18, 33-37)

Lectura del santo Evangelio según san Juan
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús:” ¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó:” ¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo  judío?. Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contesto: ”Mi Reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. Pilato le dijo: ”¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: ”Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo - Noviembre 25 de 2012

Texto: Gabriel Jaime Pérez Montoya, S.J.

La fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, instituida en 1925 por el Papa Pío XI y que se celebra el último domingo del tiempo ordinario del año litúrgico, proclama la soberanía de Jesús sobre todos los poderes de la tierra. Veamos qué significa esta celebración para nuestra vida, a la luz del Evangelio -que corresponde al relato de la Pasión de Jesús según San Juan- y de las demás lecturas bíblicas de hoy [Daniel 7, 13-14; Sal. (93) 92, 1-5; Apocalipsis 1, 5-8].

 + 1. "¿Dices eso por tu cuenta, o te lo han dicho otros de mí?"

Muchas veces hemos rezado el Credo en el que proclamamos nuestra fe en Jesucristo como nuestro Señor. Siempre que lo llamamos Señor estamos diciendo que es Rey, porque ese es el significado del término griego Kyrios (Señor), con el cual los primeros discípulos comenzaron a referirse y dirigirse a Él después de su resurrección. Lo mismo sucede cuando lo llamamos Cristo; este título proviene también del griego y corresponde al término Mesías, procedente del hebreo, que significa “Ungido” y era aplicado desde el Antiguo Testamento a quien era consagrado por Dios para ser rey.

Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas nos cuentan que poco antes de comparecer ante Pilato, en el remedo de juicio que le había montado a Jesús el sanedrín judío, cuando el sumo sacerdote le preguntó si era el Mesías, el Hijo de Dios (otro título que en la tradición hebrea se aplicaba únicamente al Rey), Él había respondido: “Tú lo has dicho, y (…) verán ustedes al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo en las nubes del cielo” (Mateo 26, 64 y paralelos en Marcos y Lucas). Este otro apelativo con el que Jesús se llamaba frecuentemente a sí mismo, evoca la profecía de Daniel que nos trae hoy la primera lectura y que también se relaciona con la soberanía del Mesías prometido: “Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de Hombre. Se dirigió hacia el anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, su reino no será destruido jamás”.

Ahora bien, cuando nosotros empleamos los títulos bíblicos que se refieren a la soberanía de Jesús, ¿somos realmente conscientes de los que decimos? ¿Estamos de veras convencidos del señorío de Jesús sobre el universo, y más concretamente sobre nuestra propia vida? Si nuestra respuesta es que sí lo estamos, toda nuestra existencia debe ser una entrega completa y constante al cumplimiento de su voluntad.

 + 2. "Mi Reino no es de este mundo…"

Jesús había proclamado con hechos y palabras que el Reino de Dios estaba cerca. Cuando Él hablaba de “Dios” se refería a quien llamaba “mi Padre”, el mismo a quien había enseñado a sus discípulos a invocar como “Padre nuestro”, diciéndole venga a nosotros tu reino” y “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.

Ahora, dirigiéndose al representante del emperador romano en Judea, Jesús le dice que su Reino no es de este mundo, manifestando así que Él participa plenamente de la soberanía universal de Dios Padre, la cual difiere de los imperios terrenales. En el lenguaje del evangelista Juan, el mundo significa específicamente todo cuanto se opone al proyecto salvador de Dios. Por eso la frase mi Reino no es de este mundo, en lugar de ser entendida como si se tratara de un reinado etéreo sin nada que ver con las realidades concretas de la historia humana, tiene que ser comprendida en su auténtico sentido.

Jesús había predicado que el Reino de Dios o de los Cielos les pertenece a quienes tienen hambre y sed de justicia y se esfuerzan por construir la paz, es decir, a quienes se esfuerzan por contribuir a que podamos todos convivir sin que nadie pretenda dominar, oprimir o explotar a los demás, como suelen hacerlo los poderosos de este mundo. Él había procurando evitar que se confundiera su soberanía con los poderes del mundo, no dejándose proclamar Rey después de la multiplicación de los panes (Juan 6, 15), y les dijo claramente a sus discípulos que Él, siendo el Maestro y el Señor, no había venido a ser servido, sino a servir. En otras palabras, el Reino de Cristo no es un poder dominador y opresor, sino la soberanía del Amor en su significado más completo.

 + 3. "Para esto he nacido y venido al mundo: para dar testimonio de la verdad”

Es significativo que la respuesta de Jesús a Pilato termine con una frase que se refiere a “la verdad”. Esto concuerda con lo que dice el libro del Apocalipsis en la segunda lectura, al llamar a Jesucristo “el Testigo fiel”: aquél que da un testimonio veraz, transparente, del proyecto creador y salvador de Dios sobre la humanidad. Además, Jesús le estaba diciendo implícitamente a Pilato que la pretendida soberanía universal del emperador romano, que exigía ser adorado como un dios, era una mentira soberana.

También nosotros podemos aplicar esta afirmación de Jesús a nuestra realidad actual. En el prefacio de la Misa de este domingo proclamamos el señorío universal de Jesucristo como “reino de la verdad y la vida, la santidad y la gracia, la justicia, el amor y la paz”. Dispongámonos todos por tanto a poner en práctica nuestro reconocimiento de su soberanía, para que sea Él quien reine verdaderamente en nuestra vida.-


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domingo, 18 de noviembre de 2012

Asumamos las responsabilidades de cara al futuro - Noviembre 18 de 2012

Texto: Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.

Lecturas:
  - Libro de Daniel 12, 1-3
  - Carta a los Hebreos 10, 11-14. 18
  - Marcos 13, 24-32

Después de haber escuchado la proclamación de la Palabra de Dios, quedamos impresionados por la forma como se expresan el profeta Daniel y el evangelista Marcos, quienes utilizan un género literario muy particular para referirse al final de los tiempos.

Es importante recordar que la Iglesia Católica no se identifica con una teoría científica particular, y esto es válido en cuanto a los orígenes del universo y al fin de los tiempos. Desde la perspectiva teológica, lo importante es reconocer que el universo no se explica por sí mismo y que Dios es la razón última de todo lo creado ; de ahí en adelante, ¡que hablen los científicos y expongan sus teorías!

Cuando la Iglesia Católica lee uno de los relatos de la creación, que describe secuencialmente la aparición de la vida, no lo interpreta como una crónica detallada de lo que ocurrió en una semana, sino como el plan amoroso de Dios que crea el universo con una variedad infinita de formas y le asigna a los seres humanos un lugar especial dentro de ese proyecto. Insistimos en la afirmación: la Iglesia no se identifica con una teoría científica particular, sino que está abierta a todas las lecturas que reconozcan a Dios como Señor del universo. No existe conflicto entre la fe y explicaciones tales como la evolución, el big bang, etc.

El profeta Daniel y el evangelista Marcos utilizan unas imágenes muy impactantes para referirse al final de los tiempos. Este lenguaje, que corresponde al género literario llamado apocalíptico, excita la imaginación del lector. A lo largo de la historia de la Iglesia, han surgido grupos cristianos que consideran inminente el fin del mundo, y generan pánico entre sus seguidores.

A manera de ilustración, hagamos referencia a algunas de las teorías que circulan con mayor frecuencia y que son motivo de conversación:

  - Sectores de la opinión, cercanos a grupos religiosos que leen la Biblia de manera literal sin hacer uso de las herramientas de la exégesis y de la hermenéutica, vinculan ciertos fenómenos naturales con la proximidad del fin del mundo; esa es su lectura de terremotos, sequías, inundaciones, etc. Más allá de estas lecturas rudimentarias de los fenómenos naturales que no merecen ser tenidas en cuenta, están las llamadas de atención de la comunidad científica internacional, que enciende las alarmas ante el cambio climático, que es consecuencia de un modelo de desarrollo que ha destruido la naturaleza.

  - Los astrónomos, que observan los cuerpos celestes con instrumentos cada vez más poderosos, van avanzando en el conocimiento del universo, y nos hablan de los “huecos negros”, choque de cuerpos celestes y aparición de nuevos soles. A pesar de los importantes avances de la astronomía, tenemos que reconocer que es muy poco lo que sabemos sobre el origen del universo, y que es especulación lo que afirmemos sobre su posible destrucción.

Teniendo en cuenta la fragilidad de estas especulaciones que tienen el sabor de la futurología, los invito a que, con pragmatismo, nos ubiquemos en nuestra realidad concreta y reflexionemos sobre los grandes desafíos que tenemos frente a nosotros y que dependen de nuestras decisiones responsables. Jesús dice a sus contemporáneos: “Cuando las ramas se ponen tiernas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta”. Interpretando de manera muy libre las palabras de Jesús, los invito a que reconozcamos las alarmas que nos dicen que algo grave está pasando y que debemos actuar antes de que sea demasiado tarde:

  - Se puede producir una hecatombe social si la comunidad internacional no toma las medidas necesarias para superar las aterradoras desigualdades sociales: la pobreza de millones de seres humanos, niños que mueren de desnutrición, pueblos que luchan por un poco de agua. La exclusión social y la pobreza extrema son verdaderas amenazas para la paz mundial.

  - Las graves alteraciones climáticas, consecuencia de un modelo de desarrollo que ha destruido los recursos naturales y roto el equilibro de la naturaleza, son una gravísima amenaza para la vida sobre la tierra. ¡Es sorprendente que haya políticos y empresarios que minimicen la gravedad de los acontecimientos y que sigan con su explotación irresponsable!

  - Otra grave amenaza para la humanidad es el crudo materialismo que se ha apoderado de amplios segmentos de la población, que solo piensan en enriquecerse y pasarla bien. Cuando la humanidad se olvida de Dios, y los valores espirituales son suplantados por una visión materialista de la vida, la convivencia social abandona los caminos de la equidad y del derecho para imponer la voluntad de los más fuertes, que en el mundo de hoy son las grandes corporaciones que tiene todo el músculo financiero y el control de la tecnología.

Es hora de terminar nuestra meditación dominical. El libro de Daniel y el evangelio de Marcos utilizan un lenguaje particular para referirse al final de los tiempos. Los invito a no perder el tiempo divagando sobre lo que podría suceder dentro de miles de años… Seamos realistas y dirijamos los ojos allí donde están las amenazas para el futuro de nuestra sociedad,k y demos los pasos necesarios para la solución de estos problemas. La primera amenaza es la pobreza extrema en que viven millones de seres humanos; recordemos que el hambre es explosivo letal de la convivencía social. La segunda amenaza es la destrucción del medio ambiente, cuyas secuelas experimentamos cada vez con mayor rigor. La tercera amenaza es el materialismo imperante y el abandono de los valores espirituales. Estas son las verdaderas amenazas para la humanidad y para el futuro de nuestro planeta, y podemos actuar de manera que cambie el curso de los acontecimientos.


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Domingo 33 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 18 de Noviembre de 2012 -

1ª Lectura (Dn 12, 1-3)

Lectura del libro del profeta Daniel
En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo. Será aquel un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo. Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (15)

R. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
L. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con Él a mi lado, jamás tropezaré. /R.
L. Por eso se me alegran el corazón y el alma, y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque Tú no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción. /R.
L. Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. /R.

2ª Lectura (Heb 10, 11-14.18)

Lectura de la Carta a los hebreos
Hermanos: en la antigua alianza los sacerdotes ofrecían en el templo diariamente y de pie, los mismos sacrificios, que no podían perdonar los pecados. Cristo, en cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así como una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado. Porque una vez que los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lc 21, 36)

R. Aleluya, aleluya.- Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 13, 24-32)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos. “Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y Él enviará sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo. Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben  que el verano está cerca. Así también,  cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre”. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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domingo, 11 de noviembre de 2012

Domingo 32 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 11 de Noviembre de 2012 -

1ª Lectura (1Re 17, 10-16)

Lectura del libro del primer libro de los Reyes
En aquel tiempo, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta. Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí a una viuda  que recogía leña. La llamó y le dijo:”Tráeme, por favor, un poco de agua para beber”.  Cuando ella se alejaba, el profeta le gritó:”Por favor, tráeme también un poco de pan”.  Ella le respondió: “Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda ni un pedazo de pan; tan sólo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija. Ya ves que estaba  recogiendo unos cuantos leños. Voy a preparar  un pan para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos”. Elías le dijo:”No temas. Anda y prepáralo como has dicho; pero primero haz un panecillo para mí y tráemelo. Después lo harás para ti y para tu hijo, porque así dice el Señor  Dios de Israel:”La tinaja de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra’”. Entonces ella se fue, hizo lo que el profeta le había dicho y comieron él, ella y el niño. Y tal como había dicho el Señor por medio de Elías, a partir de ese momento ni la tinaja de harina se vació, ni la vasija del aceite se agotó. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (145)

R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
L. El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. /R.
L. Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre  justo y toma al forastero a su cuidado. /R.
L. A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. /R.

2ª Lectura (He 9, 24-28)

Lectura de la Carta a los hebreos
Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido  por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros. En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de si mismo. Así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez, para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para salvación de aquellos que lo aguardan y en El tienen puesta su esperanza. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Mt 5, 3)

R. Aleluya, aleluya.- Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 12, 38-44)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía:” ¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios  ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y  los primeros puestos en los banquetes; Se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de los largos rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso”. En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo:”Yo les aseguro que esa pobre viuda ha  echado en la alcancía más que todos. Por que los demás han echado de lo que le sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir’’. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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