domingo, 25 de marzo de 2012

Domingo 5 de Cuaresma Ciclo "B" - 25 de Marzo de 2012 -

1ª Lectura (Jr 31, 31-34)

Lectura del libro del profeta Jeremías
"Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y Yo tuve que hacer un escarmiento con ellos. Esta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: 'Conoce al Señor', porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (50)

R. Crea en mí, Señor, un corazón puro.
L. Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. /R.
L. Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu Santo Espíritu. /R.
L. Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. /R.
L. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores. /R.

2ª Lectura (Hb 5, 7-9)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los hebreos
Hermanos: Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegando a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 12, 26)

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.- El que quiera servirme, que me siga, para que donde Yo esté, también esté mi servidor. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio (Jn 12, 20-33)

Lectura del santo Evangelio según san Juan
A. Gloria a ti, Señor.
Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: "Señor, quisiéramos ver a Jesús". Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y El les respondió: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre. Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: "Padre, líbrame de esta hora? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una VOZ que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo". De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: "Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Encuentros con la Palabra, por Hermann Rodríguez Osorio, S.J., Domingo V de Cuaresma – Ciclo B (Juan 12, 20-33) – 25 de marzo de 2012

“Si alguien quiere servirme, que me siga”

Una de las meditaciones más típicas de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola lleva por nombre: “El llamamiento del rey temporal ayuda a contemplar la vida del rey eternal”. Esta meditación comienza proponiéndole al ejercitante que imagine “las sinagogas villas y castillos por donde Cristo nuestro Señor predicaba”. Enseguida, san Ignacio le sugiere a la persona que hace los Ejercicios que pida “gracia a nuestro Señor para que no sea sordo a su llamamiento, sino presto y diligente para cumplir su santísima voluntad”.

Una vez se han establecido el escenario y la petición, san Ignacio propone dos partes en esta meditación; la primera es poner delante a un “rey humano, elegido de mano de Dios nuestro Señor, a quien hacen reverencia y obedecen todos los príncipes y todos los hombres cristianos”. El ejercitante debe imaginar cómo este rey habla a los suyos y los invita a conquistar toda la tierra de infieles, diciéndoles: “quien quisiere venir conmigo ha de ser contento de comer como yo, y así de beber y vestir, etc.; asimismo, ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la noche, etc.; porque así después tenga parte conmigo en la victoria, como la ha tenido en los trabajos”. Termina esta parte haciendo que el ejercitante se pregunte qué cree él que deben responder “los buenos súbditos a rey tan liberal y tan humano” (desde luego, liberal aquí significa generoso). La respuesta parece obvia; por tanto, añade san Ignacio, “si alguno no aceptase la petición de tal rey, cuánto sería digno de ser vituperado por todo el mundo y tenido por perverso caballero”. La segunda parte del ejercicio consiste en aplicar el ejemplo del rey temporal a Cristo nuestro Señor, conforme a los tres puntos anteriores: un rey que invita, un proyecto y la respuesta que debería suscitar.

El mundo lleva varios años sumido en una guerra ‘preventiva’, contra el mundo infiel que no quiere desarmarse por las buenas. Surgen ante nosotros las imágenes de países como Irak, Irán, Afganistán y tantos otros pueblos invadidos o amenazados porque no se postran ante un líder mundial que nos invita a todos a unirnos a su causa. Desde luego, la invitación no incluye participar junto a ellos en el proyecto, compartiendo su comida, su bebida o su vestido; y mucho menos trabajar con ellos en el día y vigilar en la noche... para eso tienen un ejército de marines que cumplen fielmente sus obligaciones con la ‘libertad’... Cuántas personas han respondido con su apoyo a este proyecto que da por descontada la victoria. Pienso también en la manera como este mundo respondió a los llamamientos de un Papa anciano que, en su momento, declaró inmoral una guerra que trajo muerte y desolación para naciones demasiado maltratadas por la historia.

La invitación de Jesús es a entregar la propia vida antes de levantar un dedo contra otro ser humano, aún en defensa propia. Y es una invitación que lo implicó a él desde lo más radical de su propia existencia. No es un proyecto para los otros, sino que él mismo lo asumió primero y supo hacer realidad lo que dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva”. El rey eternal nos sigue llamando hoy a seguirlo en la pena, para también participar con él en su gloria.


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domingo, 18 de marzo de 2012

Domingo 4 de Cuaresma Ciclo "B" - 18 de Marzo de 2012 -

1ª Lectura (2Cro 36, 14-16. 19-23)

Lectura del Segundo Libro de las Crónicas
En aquellos días, todos los sumos sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, practicando todas las abominables costumbres de los paganos, y mancharon la casa del Señor, que Él se había consagrado en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, los exhortó continuamente por medio de sus mensajeros, porque sentía compasión de su pueblo y quería preservar su santuario. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus advertencias y se mofaron de sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo llegó a tal grado, que ya no hubo remedio. Envió entonces contra ellos al rey de los caldeos. Incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén, pegaron fuego a todos los palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. A los que escaparon de la espada, los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos, hasta que el reino pasó al dominio de los persas, para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: Hasta que el país haya pagado sus sábados perdidos, descansará de la desolación, hasta que se cumplan setenta años. En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de las palabras que habló el Señor por boca de Jeremías, el Señor inspiró a Ciro, rey de los persas, el cual mandó proclamar de palabra y por escrito en todo su reino, lo siguiente: "Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique una casa en Jerusalén de Judá. En consecuencia, todo aquel que pertenezca a este pueblo, que parta hacia allá, y que su Dios lo acompañe". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (136)

R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.
L. Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos a llorar de nostalgia; de los sauces que estaban en la orilla colgamos nuestras arpas. /R.
L. Aquellos que cautivos nos tenían pidieron que cantáramos. Decían los opresores: "Algún cantar de Sión, alegres, cántennos". /R.
L. Pero, ¿cómo podríamos cantar un himno al Señor en tierra extraña? ¡Que la mano derecha se me seque, si de ti, Jerusalén, yo me olvidara!. /R.
L. ¡Que se me pegue al paladar la lengua, Jerusalén, si no te recordara, o si, fuera de ti, alguna otra alegría yo buscara!. /R.

2ª Lectura (Ef 2, 4-10)
Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los efesios
Hermanos: La misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y Él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo y en Cristo nos ha resucitado y con El nos ha reservado un sitio en el cielo. Así, en todos los tiempos, Dios muestra, por medio de Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de Su bondad para con nosotros. En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús, para hacer el bien que Dios ha dispuesto que hagamos. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Juan 3, 16)

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús- Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio (Juan 3, 14-21)

Lectura del santo Evangelio según san Juan
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo Unico, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él, no será condenado; pero el que no cree, ya está condenado, por no haber creído en el Hijo Unico  de Dios. La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., CUARESMA – DOMINGO IV B (18-marzo-2012)

 + 1. Lecturas:
  - a. II Libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23
  - b. Carta de san Pablo a los Efesios 2, 4-10
  - c. Juan 3, 14-21

 + 2. En la segunda lectura de hoy, un texto de la Carta a los Efesios, san Pablo explica que la salvación es un don de Dios que se acoge con infinito agradecimiento, y que no es el resultado de unas acciones humanas cuidadosamente planificadas para conseguir este objetivo.

 + 3. Quiero, entonces, invitarlos a reflexionar sobre una doble dinámica de nuestra vida: Por una parte, en el quehacer diario debemos fijar metas, definir estrategias y medir resultados; si no procedemos de esta manera, viviremos en una continua improvisación. Por otra parte, en nuestra relación de fe nos movemos en un escenario absolutamente diferente pues ya no hablamos de objetivos logrados gracias a nuestro esfuerzo, sino que contemplamos el misterio de la acción de Dios que se manifiesta en nuestras vidas, que nos invita a ser sus hijos participando de la vida divina. Por eso la existencia humana es, simultáneamente, esfuerzo continuo y apertura a la gracia en docilidad a la acción del Espíritu.

 + 4. Empecemos por lo más inmediato, que es la experiencia de la vida como un camino de superación:
  - a. Los educadores nos explican que es esencial que los niños sean formados dentro de unas reglas de juego claras que les definan límites, establezcan horarios, asignen tareas para así desarrollar gradualmente el sentido de la responsabilidad.
  - b. Por eso las motivaciones a la superación son un componente importante en los procesos educativos; abundan los artículos y libros que hacen sugerencias para desarrollar estas competencias.
  - c. El deporte, practicado de una manera sistemática, es la mejor escuela para formar la voluntad, crear hábitos de disciplina y formar actitudes de superación.

 + 5. Estas breves consideraciones, resultado del sentido común, nos recuerdan que el camino de la superación pasa por la planeación cuidadosa y por el esfuerzo sistemático.

 + 6. Pero cuando dejamos el terreno de lo cotidiano y hacemos una lectura de nuestra vida en el marco de la historia de la salvación donde tomamos conciencia de la nueva creación que realiza Jesús resucitado, entramos en una lógica absolutamente diferente; ya no podemos hablar de logros producto de los esfuerzos humanos; estamos en la dimensión de la fe, que es un don de Dios. Avanzar en el conocimiento de Jesús resucitado y hacernos disponibles a la acción del Espíritu Santo que está presente en nuestro interior y acompaña la actividad evangelizadora de la Iglesia, no son el resultado de un acto de la voluntad; no es como decir “a partir de mañana dejo de comer postre y voy a ir tres veces a la semana al gimnasio”. La experiencia cristiana no funciona así. La vida espiritual es un proceso de purificación interior para hacernos dóciles a la acción de Dios; por eso san Pablo exclama: “Ya no soy yo sino que es Cristo quien vive en mí”.

 + 7. En sus Ejercicios Espirituales, san Ignacio de Loyola propone un camino espiritual que nos ubica en el "principio y fundamento" de nuestra existencia para, desde allí, revisar nuestras prioridades e intereses. Así vamos preparando el terreno para que la semilla de la Palabra de Dios germine en nuestro interior, y no sea ahogada por otras preocupaciones.

 + 8. Por eso la oración del creyente no consiste en discursos llenos de argumentos, como si se tratara de justificar un “derecho de petición” o una “tutela”. La oración del creyente debe ser una expresión de confianza, de amor, de alabanza y de acción de gracias; por eso tienen tanto sentido las peticiones que hacemos en el Padrenuestro: “Santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad”.

 + 9. San Pablo expone, con absoluta claridad, las dos maneras de comprender la salvación: la salvación como resultado de los esfuerzos humanos, y la salvación como don de Dios:
  - a. Los fariseos estaban alineados con la primera posición, pues creían que merecían la salvación porque cumplían al pie de la letra los innumerables preceptos de la Ley y porque celebraban con precisión milimétrica los ritos; esto les hacía sentirse superiores y con derechos adquiridos sobre la salvación.
  - b. Por el contrario, el himno del Magníficat, pronunciado por María, es un maravilloso testimonio de la salvación entendida como don; María es modelo del creyente que se abre a la acción de Dios.

 + 10. Que esta meditación del texto de san Pablo en su Carta a los Efesios nos ayude a superar una equivocada comprensión del Cristianismo como un código de comportamiento que nos garantiza unos derechos ante Dios. El Cristianismo es una maravillosa experiencia de Jesús resucitado, quien nos introduce en el misterio de Dios para participar en su intimidad.


jpelaez@javerianacali.edu.co


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domingo, 11 de marzo de 2012

Domingo 3 de Cuaresma Ciclo "B" - 11 de Marzo de 2012 -

1ª Lectura (Ex 20, 1-17)

Lectura del libro del Éxodo
En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en el monte Sinaí, diciendo: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí; no te fabricarás ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o en el agua, y debajo de la tierra. No adorarás nada de eso ni le rendirás culto, porque Yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos. No harás mal uso del Nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin castigo a quien haga mal uso de su Nombre. Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos harás todos tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva contigo. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, pero el séptimo, descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su burro, ni cosa alguna que le pertenezca". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (18)

R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
L. La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. /R.
L. En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. /R.
L. La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. /R.
L. Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. /R.

2ª Lectura (1a Cor 1, 22-25)


Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los corintios

Hermanos: Los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 3, 16)


R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.- Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio (Jn 2, 13-25)

Lectura del santo Evangelio según san Juan
A. Gloria a ti, Señor.
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre". En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y Tú lo vas a levantar en tres días?" Pero El hablaba del templo de su Cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho. Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en El, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre; porque El sabía lo que hay en el hombre. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., CUARESMA - DOMINGO III B (11-marzo-2012)

 + 1. Lecturas:
  - a. Libro del Éxodo 20, 1-17
  - b. I Carta de san Pablo a los Corintios 1, 22-25
  - c. Juan 2, 13-25

 + 2. En este III Domingo de Cuaresma, nuestra atención estará fijada en la primera lectura, que se refiere a la promulgación de los diez Mandamientos, en el monte Sinaí. La escena nos resulta familiar porque ha inspirado a literatos y artistas de todos los tiempos. Ahora bien, démosle a nuestra meditación un sabor particular: no nos acerquemos a los diez Mandamientos como una propuesta vivida por el pueblo de Israel hace tres mil años, sino como una herramienta imprescindible para la construcción de tejido social hoy.

 + 3. La cultura occidental es heredera de la tradición judeo – cristiana. Esto significa que nuestros valores, nuestras creencias, el arte, etc., hunden sus raíces en una experiencia que tuvo como protagonista al pueblo de Israel. Para un ciudadano de hoy, los diez Mandamientos expresan, en su sabiduría, las condiciones de la convivencia humana; proponen, en fórmulas muy concretas, el marco básico para la construcción de comunidad en relación con Dios, con los demás y con el entorno.

 + 4. Expresan, unas veces en fórmulas positivas – “Amar a Dios sobre todas las cosas” – y otras veces en forma de prohibición – “No matar” -, los puntos de referencia frente a la trascendencia, la familia, la vida, la propiedad, la sexualidad y la afectividad, la honestidad y la justicia.

 + 5. Los diez Mandamientos son esenciales para regular la conducta humana; la experiencia muestra su validez; y la historia constata el alto precio que se paga cuando se prescinde de ellos:
  - a. Si la sociedad no reconoce la existencia de un Ser Supremo y se promueve el ateísmo o el laicismo, otros protagonistas sociales querrán ocupar su lugar: el mercado, el Estado, el partido, la revolución. Y esto conduce a la instrumentalización del ser humano. La afirmación de la trascendencia es un muro de contención frente a los abusos de los derechos humanos fundamentales.
  - b. ¿Qué pasa cuando el mandamiento que nos exige respetar a nuestros padres se convierte en algo insignificante? Esto conduce a que la sociedad considere a los padres y a los abuelos como una carga despreciable; este corte brutal entre los jóvenes y las generaciones anteriores afectará los procesos educativos pues los seres humanos quedan sin raíces, perdidos en un presente que carece de sentido y de valores.
  - c. El 5° mandamiento, “No matarás”, leído de manera positiva, abre un abanico infinito de acciones en favor de la vida; nos pide proteger a los seres más vulnerables, erradicar todas las formas de violencia, esforzarnos por garantizar la satisfacción básicas para llevar una vida digna, promover la calidad de los servicios de salud, organizar campañas educativas que promuevan un estilo de vida sano y que concienticen sobre el efecto devastador de las adicciones. En nuestra cultura, la protección del medio ambiente entra a formar parte del mandamiento “No matarás” pues está en juego la supervivencia del planeta Tierra.
  - d. El 6° y el 9° mandamientos se refieren a la sexualidad pues su ejercicio desborda el ámbito de lo privado y tiene profundas implicaciones sociales. Así como la responsabilidad en su ejercicio genera armonía y ayuda a construir familias sólidas, la irresponsabilidad se traduce en niños abandonados, abortos, enfermedades de trasmisión sexual, SIDA, etc.
  - e. La corrupción es uno de los mayores males de la sociedad y está presente en los sectores público y privado. Por eso debemos volver a esas formulaciones simples de los diez Mandamientos que nos enseñan el respeto de los bienes ajenos: 7° mandamiento “No hurtar”, y 10° “No codiciar los bienes ajenos”; la codicia y la ambición arrasan con las instituciones y se afecta gravemente el desarrollo de las comunidades; los ejemplos abundan. La ambición desbordada pone en movimiento dinámicas perversas; y por obtener la riqueza se sacrifican los valores más sagrados: la familia, los amigos, la conciencia…
  - f. ¿Qué pasa cuando el 8° mandamiento, “No levantar falsos testimonios ni mentir”, pierde su vigencia? Los resultados son puestos en evidencia por los medios de comunicación, que nos relatan cómo los testigos son manipulados, modifican sus declaraciones para obtener una rebaja en sus condenas, y se genera una enorme confusión en la aplicación de la justicia.

 + 6. Concluyamos nuestra meditación dominical que ha estado centrada en la primera lectura. No veamos los diez Mandamientos como el recuerdo de algo lejano que tuvo lugar en un desértico rincón del mundo. Son los principios básicos que regulan la vida de la comunidad. Cuando la sociedad prescinde de alguno de estos valores esenciales, se produce caos. Por eso debemos educar de manera que se perciba su actualidad y las nuevas lecturas que hay que hacer de ellos en una sociedad cada vez más compleja y plural.


jpelaez@javerianacali.edu.co


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domingo, 4 de marzo de 2012

Domingo 2 de Cuaresma Ciclo "B" - 4 de Marzo de 2012 -

1ª Lectura (Gén 22, 1-2. 9-13. 15-18)

Lectura del libro del Génesis
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: "¡Abraham, Abraham!" Él respondió: "Aquí estoy". Y Dios le dijo: "Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región de Moria y ofrécemelo como sacrificio, en uno de los montes que Yo te indicaré". Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña y tomó el cuchillo para degollado. Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: "¡Abraham, Abraham!". Él contestó: "Aquí estoy". El ángel le dijo: "No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único". Abraham levantó los ojos y vio a un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: "Juro, por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, Yo te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra, porque obedeciste a mis palabras". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (115)

R. Siempre confiaré en el Señor.

L. Aun abrumado de desgracias, siempre confié en Dios. A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. /R.
L. De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava; te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu Nombre. /R.
L. Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo, en medio de su Templo Santo, que está en Jerusalén. /R.

2ª Lectura (Rom 8, 31-34)


Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los romanos
Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros? Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Mc 9, 7)


R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: "Este es mi Hijo amado; escúchenlo". R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio (Marcos 9, 2-10)


Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados. Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo". En ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría decir eso de resucitar de entre los muertos". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo , por Gabriel Jaime Pérez, S.J., II Domingo de Cuaresma, Ciclo B – Marzo 4 de 2012

El evangelio y los demás textos bíblicos de este domingo [Génesis 22, 1-18; Salmo 116 (115); Carta de Pablo a los Romanos 8, 31-34], nos invitan a meditar sobre la relación entre la fe entendida como adhesión a Dios y el “sacrificio”, cuyo sentido conviene comprender bien para superar la concepción de una divinidad sedienta de sangre, propia de los cultos paganos y que difiere diametralmente del Dios que nos presenta la Biblia.

 + 1.- El sacrificio de Abraham, modelo de la fe en Dios

En el lenguaje bíblico la palabra sacrificio significa ofrenda sagrada y designa originariamente el acto por el cual el ser humano le entrega a Dios las primicias de todo cuanto produce, ya que éstas se consideran propiedad divina. En las prescripciones rituales de las religiones primitivas existentes en la tierra de Canaán, por la que Abraham -nombre que significa padre de multitudes- trasegó como pastor con sus ganados después de haber salido de Ur de Caldea en el siglo 19 antes de Cristo, y donde unos 7 siglos más tarde se establecerían los israelitas, este concepto del sacrificio se aplicaba también a los primogénitos, a quienes en los ritos antiguos, cuando se quería agradar a Dios en determinadas circunstancias, se les daba muerte en holocausto, es decir, haciéndolos consumir totalmente por el fuego para ofrecerlos a los dioses.

La primera lectura de este domingo, tomada del libro del Génesis y que narra el sacrificio de Abraham, quien en vez de dar muerte a su hijo Isaac le ofrece a Dios un carnero, constituye un rechazo a los sacrificios rituales de seres humanos propios del paganismo. En el transcurso del relato se puede ver entre líneas cómo Abraham, quien al comienzo pensó que se le exigía dar muerte a Isaac, entiende finalmente que lo que Dios quiere es su disponibilidad para cumplir la voluntad divina, que no quiere la muerte de su hijo, sino la adhesión de la fe que implica reconocer a Dios como tal.

 + 2.- ¿Un Dios que “no perdonó a su propio Hijo”?

Esta frase de san Pablo en la segunda lectura puede parecernos chocante e incomprensible. ¿Cómo así que el Dios infinitamente misericordioso, el Dios siempre dispuesto a perdonar, que nos presentan tanto los Profetas y los Salmos en el Antiguo Testamento como los Evangelios en el Nuevo, no perdonó a su propio Hijo, a su Hijo Jesucristo?

Para entender esta expresión hay que darle el sentido que Pablo mismo explica con la frase que sigue: lo entregó por todos nosotros. Pablo evoca simbólicamente el relato del sacrificio de Abraham que escuchamos hoy en la primera lectura, para aplicar el significado profundo de aquél pasaje bíblico al don que Dios nos ha hecho de su Hijo, quien asumiría, como “Cordero de Dios”, el pecado del mundo para redimirnos, liberarnos del mal y hacernos partícipes de su resurrección.

 + 3.- Jesús transfigurado fortalece la fe de sus discípulos

Antes del relato evangélico de la Transfiguración, Jesús les había dicho a sus discípulos que lo iban a matar (Marcos 8, 31). De esta forma Jesús les había anunciado lo que iba a ser su propio sacrificio redentor, por el que Él, Dios hecho hombre, le daría un nuevo sentido a la ofrenda sagrada: el don de sí mismo hasta la entrega de la propia vida. Este nuevo sentido de la ofrenda a Dios es el que les había dicho poco antes que también ellos debían realizar si querían ser sus seguidores: Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame (Marcos 8, 34).

El anuncio de su pasión y muerte, así como la exhortación a tomar la cruz, causaron en aquellos primeros discípulos un efecto de desaliento. Pero también Jesús les había dicho que iba a resucitar. Por eso en la Transfiguración les manifiesta su gloria para fortalecerlos en la fe, haciéndoles ver en forma luminosa lo que sería el acontecimiento pascual de su resurrección e indicándoles que en Él se cumplirían las promesas contenidas en el Antiguo Testamento, específicamente en los textos bíblicos de la Ley y de los Profetas, simbolizados por las figuras de Moisés y Elías. Pero esto sólo lo entenderían en su verdadero sentido aquellos discípulos después de la muerte de Jesús, lo cual explica por qué Él les dijo que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre hubiera resucitado.

También nosotros necesitamos que, en medio de la oscuridad de las circunstancias problemáticas y difíciles de nuestra existencia, cuando nos sentimos abrumados por el peso de la cruz que a cada cual le corresponde cargar, el Señor se nos manifieste iluminándonos con su propia luz y dándonos la fuerza que necesitamos para no desfallecer en el camino de la vida. Pero para que esto suceda, es preciso que busquemos espacios y aprovechemos los que se nos ofrecen para disponernos a atender, en un clima de oración, la voz de Dios que nos dice interiormente, como a aquellos discípulos: Este es mi Hijo predilecto, escúchenlo. (Marcos 9, 7).-


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