domingo, 24 de junio de 2012

Domingo 12 del Tiempo Ordinario - Ciclo "B" - Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista - 24 de Junio de 2012


1ª Lectura (Is 49, 1-6)

Lectura del libro del profeta Isaías
Escúchenme, islas; pueblos lejanos, atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, El pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo una flecha puntiaguda, me guardó en su ajaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré mi gloria”. Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios”. Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a El y congregar a Israel en torno suyo –tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra”. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (138)

L. Te doy gracias, Señor, porque me has formado maravillosamente.
L. Tú me conoces, Señor, profundamente: Tú conoces cuándo me siento y cuándo me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, Tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. /R.
L. Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas. /R.
L. Conocías plenamente mi alma; no se te escondía mi organismo, cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra. /R.

2ª Lectura (Hec 13, 22-26)

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles
En aquellos días, Pablo les dijo a los judíos: "Hermanos: Dios les dio a nuestros padres como rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios. Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un salvador: Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mi viene uno a quien no merezco desatarle las sandalias'. Hermanos míos, descendientes de Abraham, y cuantos temen a Dios: Este mensaje de salvaciónn les ha sido enviado a ustedes". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lucas 1, 76)

R. Aleluya, aleluya.- Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 1, 57-66. 80)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 
A. Gloria a ti, Señor.
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella. A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: "No. Su nombre será Juan". Ellos le decían: "Pero si ninguno de tus parientes se llama así"'. Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. E1 pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre". Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios. Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: "¿Qué va a ser de este niño?" Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con é1. El niño se iba desarrollando físicamente y su espíritu se iba fortaleciendo, y vivió en el desierto hasta el día en que se dio a conocer al pueblo de Israel. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XII B - Nacimiento de Juan Bautista (24-junio-2012)


 + 1. Lecturas:
  - a. Isaías 49, 1-6
  - b. Hechos de los Apóstoles 13, 22-26
  - c. Lucas 1, 57-66. 80

 + 2. La liturgia de este día celebra el nacimiento de Juan Bautista, que es el profeta que sirve de puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, pues anuncia que la salvación, anunciada durante siglos, ya está presente.

 + 3. Los textos nos describen a Juan Bautista como un personaje muy especial, que rompió los moldes convencionales: especial por las condiciones de su nacimiento; especial por su estilo de vida en el desierto; especial por la misión única que le fue confiada. Veamos, de manera esquemática, qué elementos nos ofrecen las lecturas escogidas por la liturgia para esta fiesta:
  - a. El texto del profeta Isaías pone de manifiesto la vocación personal para cumplir una misión especialísima dentro de la historia de la salvación: “El Señor me llamó desde el vientre de mi madre, cuando aún estaba yo en el seno materno (…..) Te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra”. Podemos afirmar que este texto de Isaías presenta el gran escenario en el cual se desarrolla el plan de Dios y, más adelante, entrará en escena Juan Bautista, uno de los actores más destacados.
  - b. El texto de los Hechos de los Apóstoles registra unas palabras de san Pablo, dirigidas a los judíos, en las cuales se refiere a la misión cumplida por Juan.
  - c. El relato de Lucas nos permite conocer las condiciones excepcionales que acompañaron el nacimiento de Juan, las cuales permiten avizorar que Dios lo tenía reservado para una misión muy especial.

 + 4. Después de esta sencilla visión de conjunto sobre los textos litúrgicos, los invito a preguntarnos ¿qué nos dice la persona de Juan Bautista a nosotros, que participamos en esta eucaristía dominical?
  - a. Juan es el fruto del amor de Zacarías e Isabel, una pareja piadosa que no había tenido hijos y era de avanzada edad; se ve, entonces, que desde el comienzo de su historia hay una particular intervención de Dios y un llamado personal. Si revisamos nuestra historia de vida, encontraremos innumerables expresiones de la providencia de Dios. Cada uno ha experimentado su presencia amorosa. Por eso para Él no somos seres anónimos, perdidos en la inmensidad de las generaciones que han poblado este mundo… No. Cada uno de nosotros ha sido mirado de manera personal por Dios-amor; esto lo expresa hermosamente el Salmo que hemos recitado: “Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuando me siento y cuando me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares”.
  - b. Dios, que nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos, nos invita a colaborar en su obra creadora y salvadora, mediante las actividades diarias que desempeñamos.
  - c. Juan Bautista asume con pasión su tarea de preparar los caminos del Señor. Asumamos también nosotros con entusiasmo este anuncio de la Buena Noticia de Jesús a una sociedad que está hambrienta de espiritualidad.
  - d. Uno de los rasgos más atractivos de la personalidad de Juan Bautista es la claridad con que hablaba. Su honestidad lo llevó a denunciar el comportamiento escandaloso del rey Herodes. Su firmeza lo condujo a la muerte. La coherencia de Juan, que tenía total claridad acerca de la línea divisoria que separa el bien del mal, nos debe hacer reflexionar sobre nuestras ambigüedades. Con frecuencia, los padres de familia callan ante el comportamiento equivocado de sus hijos para evitar conflictos; muchas veces los amigos encubren conductas deshonestas y aun ilegales, y lo hacen en nombre de una mala entendida fidelidad a la amistad.
  - e. Juan Bautista es maestro de objetividad, pues dice lo que tiene que decir sin hacer cálculos de conveniencia política. No exagera, pero tampoco le resta importancia a los hechos. Su afectividad no lo traicionó sino que siempre rindió tributo a la verdad.

 + 5. La acción profética de Juan Bautista no se redujo al ámbito estrictamente personal, es decir, no exhortó de manera exclusiva a la conversión del corazón. Su palabra profética se proyectó hacia lo público, denunciando las acciones escandalosas del gobernante.

 + 6. Ciertamente, sus denuncias debieron causar escozor en el rey Herodes y en su círculo de amigos y colaboradores, quienes hubieran preferido que el profeta hubiera guardado silencio sobre estos asuntos y se hubiera circunscrito al ámbito puramente religioso e íntimo.

 + 7. Juan Bautista interviene en asuntos públicos y lo hace con la autoridad moral que le confería su testimonio de vida, ajena a los juegos del poder. Sus señalamientos se inspiran en la salvaguarda del bien común y el buen ejemplo que deben dar quienes están revestidos de autoridad. Los gobernantes no pueden argumentar que determinadas actuaciones pertenecen exclusivamente a la esfera privada. Los líderes sociales están sometidos al escrutinio público. Esto es más evidente en el mundo actual, en el que los controles sociales son más estrictos en nombre de la democracia, y los medios de comunicación no reconocen territorios vedados a sus averiguaciones.

 + 8. Que Juan Bautista inspire nuestras vidas y que aprendamos de su entrega total a la causa del Reino y de su firmeza en cuanto a los principios éticos que no son negociables.

 jpelaez@javerianacali.edu.co


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domingo, 17 de junio de 2012

Domingo 11 del Tiempo Ordinario Ciclo "B "- 17 de Junio de 2012 -

1ª Lectura (Ez 17, 22-24)

Lectura del libro del profeta Ezequiel
Esto dice el Señor Dios: Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré en la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 91)

R. Es bueno dar gracias al Señor.
L. Es bueno dar gracias al Señor y tañer para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia y por la noche tu fidelidad. /R.
L. El justo crecerá como la palmera, se alzará como cedro del Líbano; plantado en la casa del Señor. /R.
L. En la vejez seguirá dando frutos y estará lozano y frondoso; para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe maldad. /R.

2ª Lectura (2ªCo  5, 6-10)

Lectura de la Segunda Carta del apóstol San Pablo a los corintios
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarlo. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho en esta vida. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.- La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; Todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 4, 26-34)


Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo decía Jesús a las turbas: -El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. El duerme de noche, y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega. Dijo también: ¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas. Con muchas parábolas parecidas les exponía la Palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Pistas para la Homilía, por Jorge Humberto Peláez S.J., TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XI B (17-junio-2012)

 + 1. Lecturas:
  - a. Profeta Ezequiel 17, 22-24
  - b. II Carta de san Pablo a los Corintios 5, 6-10
  - c. Marcos 4, 26-34

 + 2. En la liturgia de este domingo, predominan las imágenes tomadas de la vida del campo. Tenemos que ubicar este lenguaje en el horizonte de una sociedad tradicional cuya actividad económica estaba centrada en la agricultura y la ganadería:
  - a. Por eso, el profeta Ezequiel manifiesta el mensaje de Dios en palabras campesinas: “Yo tomaré un renuevo de la copa de un cedro, de su rama más alta cortaré un retoño. Lo plantaré en la cima de un monte excelso y sublime. Lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Echará ramas, dará fruto y se convertirá en un cedro magnífico”.
  - b. El evangelista Marcos reproduce unas enseñanzas de Jesús que describen el desarrollo del Reino de Dios mediante la imagen de la “semilla”: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra una semilla en la tierra…”

 + 3. Para las personas que están familiarizadas con las faenas del campo, estas imágenes son muy sugestivas, pues expresan, de manera sencilla y elocuente, la acción de Dios en nuestros corazones y en la vida de las comunidades. Así como la vida nueva que se desarrolla en un retoño o en una semilla requiere unas condiciones para que pueda convertirse en una planta adulta (temperatura, humedad, oxígeno, luz, nutrientes, etc.), así la gracia de Dios exige, de parte nuestra, acogerla favorablemente sin generar resistencias.

 + 4. Estas inspiradoras imágenes del retoño y la semilla nos ayudan a comprender que la existencia humana debe ser entendida como un conjunto de procesos y que hay que estar atentos para que se den las condiciones favorables que permitan avanzar. Teniendo como telón de fondo estas imágenes, los invito a hacer unas sencillas reflexiones sobre lo que significa la educación en la fe y en los valores.

 + 5. ¿Qué aportan estas imágenes del retoño y la semilla para una mejor comprensión de lo que significa la educación en la fe?
  - a. Cada uno de nosotros construye un modelo particular de relación con Dios, así como cada hijo tiene una manera propia de interactuar con sus padres. Ciertamente, en el plan de Dios esta relación debería basarse en la confianza total en Él, que nos colma de bendiciones.
  - b. Sin embargo, la experiencia nos dice que muchas personas alimentan su relación con la trascendencia de sentimientos como el temor o el interés o la sospecha… Todo, menos la confianza. ¿Por qué? El corazón humano es muy complejo y cada uno tiene sus propias historias íntimas… Es posible que estas maneras atormentadas de relacionarse con Dios sean el resultado de experiencias negativas en la educación religiosa o del mal ejemplo de los mayores o porque se sintieron agobiados por los escándalos de los que se decían anunciadores de Dios, etc.
  - c. Utilizando las imágenes que nos proporcionan las lecturas de hoy, podríamos decir que los retoños y semillas de fe y espiritualidad estaban enfermos desde sus orígenes, y además no contaron con las condiciones adecuadas para convertirse en plantas vigorosas.

 + 6. ¿Qué aportan estas imágenes del retoño y la semilla para una mejor comprensión de la educación? La educación en los valores, que nos permite una adecuada inserción en la vida social, es un proceso que toma años, que cobra muy caro los errores y que está fuertemente condicionado por el ejemplo de los adultos:
  - a. Pensemos, por ejemplo, en el respeto como un valor esencial para la convivencia social. Se va interiorizando a través de la observación de los modelos de comportamiento que el niño tiene a su alrededor. Los adultos no somos conscientes del daño devastador que causamos en los niños y en los jóvenes a través de nuestros comentarios imprudentes y de las acciones negativas que llevamos a cabo en la vida familiar y social.
  - b. Los niños son muy frágiles; su proceso de desarrollo, en lo positivo y en lo negativo, se nutre de lo que producen muchos agentes externos (familia, compañeros de colegio, medios de comunicación, sociedad de consumo, etc.) Por eso las imágenes del retoño y la semilla son un llamado de atención sobre nuestros comportamientos como adultos: ¿qué mensajes de valores y antivalores estamos transmitiendo con el ejemplo que damos?

 + 7. El profeta Ezequiel y el evangelista Marcos utilizan las imágenes del retoño y la semilla para referirse a la acción de Dios. Estas imágenes sencillas, tomadas de la vida del campo, nos invitan a leer la vida como un delicado proceso de crecimiento y maduración. Este proceso se ve continuamente amenazado por la acción de innumerables agentes, y en cualquier momento se puede frustrar. De ahí la importancia de asumir una actitud vigilante y crítica, y no sentirnos seguros como si estuviéramos definitivamente blindados frente a las crisis.

jpelaez@javerianacali.edu.co


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domingo, 10 de junio de 2012

Solemnidad del Ssmo. Cuerpo y Sangre de Cristo - Tiempo Ordinario Ciclo "B "- Domingo10 de Junio de 2012 -


1ª Lectura (Ex 24, 3-8)


Lectura del libro del Exodo
En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: "Haremos todo lo que dice el Señor". Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel. Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor. Tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad. Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo y el pueblo respondió: "Obedeceremos. Haremos todo lo que manda el Señor". Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (115)

R. Levantaré el cáliz de la salvación.
L. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor. /R.
L. A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. /R.
L. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré Tu nombre. Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. /R.

2ª Lectura (Hb 9, 11-15)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los hebreos
Hermanos: Cuando Cristo se presentó como sumo sacerdote que nos obtiene los bienes definitivos, penetró una sola vez y para siempre en el "lugar santísimo", a través de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombres, ni pertenecía a esta creación. No llevó consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redención eterna. Porque si la sangre de los machos cabríos y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparcían sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior, ¡cuánto más la sangre de Cristo purificará nuestra conciencia de todo pecado, a fin de que demos culto al Dios vivo, ya que a impulsos del Espíritu Santo, se ofreció a sí mismo como sacrificio inmaculado a Dios, y así podrá purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para servir al Dios vivo. Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que El les había prometido. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Secuencia

Al Salvador alabemos, que es nuestro Pastor y guía. Alabémoslo con himnos y canciones de alegría.
Alabémoslo sin límites y con nuestras fuerzas todas; pues tan grande es el Señor, que nuestra alabanza es poca.
Gustosos hoy aclamemos a Cristo, que El es nuestro pan, pues El es el Pan de  Vida, que nos da Vida inmortal.
Doce eran los que cenaban y les dio pan a los doce. Doce entonces lo comieron, después, todos los hombres.
Sea plena la alabanza y llena de alegres cantos; que nuestra alma se desborde en todo un concierto santo.
Hoy celebramos con gozo la gloriosa institución de este banquete divino, el banquete del Señor.
Esta es la nueva Pascua, Pascua del Unico Rey, que termina con la alianza tan pesada de la ley.
Esto nuevo, siempre nuevo, es la luz de la verdad, que sustituye a lo viejo con reciente claridad.
En aquella última cena Cristo hizo la maravilla de dejar a sus amigos el memorial de su vida.
Enseñados por la Iglesia, consagramos pan y vino, que a los hombres nos redimen, y dan fuerza en el camino.
Es un dogma del cristiano que el pan se convierte en carne, y lo que antes era vino queda convertido en sangre.
Hay cosas que no entendemos, pues no alcanza la razón; mas si las vemos con fe, entrarán al corazón.
Bajo símbolos diversos y en diferentes figuras, se esconden ciertas verdades maravillosas, profundas.
Su sangre es nuestra bebida; su carne, nuestro alimento; pero en el pan o en el vino Cristo está todo completo.
Quien lo come, no lo rompe, no lo parte ni divide; El es el todo y la parte; vivo está en quien lo recibe.
Puede ser tan sólo uno el que se acerca al altar, o pueden ser multitudes: Cristo no se acabará.
Lo comen buenos y malos, con provecho diferente; no es lo mismo tener vida que ser condenado a muerte.
A los malos les da muerte y a los buenos les de vida. ¡Qué efecto tan diferente tiene la misma comida!
Si lo parten, no te apures; sólo parten lo exterior; en el mínimo fragmento entero late el Señor.
Cuando parten lo exterior, sólo parten lo que has visto; no es una disminución de la persona de Cristo.
El pan que del cielo baja es comida de viajeros, es un pan para los hijos. ¡No hay que tirarlo a los perros!
Isaac, el inocente, es figura de este pan, con el cordero de Pascua y el misterioso maná.
Ten compasión de nosotros, buen pastor, pan verdadero. Apaciéntanos y cuídanos y condúcenos al cielo.
Todo lo puedes y sabes, pastor de ovejas, divino. Concédenos en el cielo gozar la herencia contigo.
Amén.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 6, 51)

R. Aleluya, aleluya.- Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este Pan vivirá para siempre. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 14, 12-16.22-26)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
El primer día de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" El les dijo a dos de ellos: "Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: 'El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?' El les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena". Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen: esto es mi cuerpo". Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: "Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios". Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., X Domingo del Tiempo Ordinario -B-, El Cuerpo y la Sangre de Cristo - Junio 10 de 2012

La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, que comenzó a celebrarse en la ciudad belga de Lieja en el año 1246, fue extendida en el 1264 a toda la Iglesia Católica por el papa Urbano IV, para proclamar la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y contrarrestar así las enseñanzas de quienes la negaban y decían que el pan y el vino consagrados eran simplemente un símbolo conmemorativo de la última cena del Señor.

 + 1. La Eucaristía es sacrificio y sacramento

Como sacrificio, la Eucaristía es el memorial que no sólo recuerda, sino además actualiza el misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La primera lectura (Éxodo 24, 3-8) evoca una prefiguración del sacrificio redentor de Jesús, quien iba a cambiar con la entrega de su propia vida el antiguo rito llamado sacrificio de comunión, realizado con la sangre de animales para establecer la alianza o pacto de amistad entre Dios y el pueblo escogido de Israel. Con su sacrificio redentor, Jesús se constituye en mediador de una alianza nueva, tal como nos lo indica la segunda lectura (Hebreos 9, 11-15), y como el propio Jesús nos lo dice en el texto del Evangelio: “Esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos”. La palabra muchos significa aquí que, aunque la acción redentora de Jesús tiene como destinataria a toda la humanidad, sólo reciben sus efectos quienes viven de acuerdo con sus enseñanzas, que se resumen en el mandamiento del amor a Dios manifestado en el amor al prójimo como Jesús mismo nos mostró que nos ama al entregar su vida por nosotros.

Como sacramento, la Eucaristía es por excelencia el signo de la presencia real y salvadora de Jesucristo, que nos alimenta espiritualmente con su propia vida entregada y resucitada, y que por la acción del Espíritu Santo nos une en comunidad. “Comunión” significa precisamente tanto el hecho de participar por este sacramento de la vida eterna del Señor, como también el de formar con Él y entre nosotros, al compartir su Cuerpo y su Sangre -es decir, su vida- una comunidad fraterna de hijos e hijas de Dios.

 + 2. En la Eucaristía se hace realmente presente Jesucristo resucitado

La presencia de Jesús en la Eucaristía no es aparente, es real. Pero esta realidad no es la de un fenómeno material verificable por los sentidos, sino la de un misterio de orden espiritual, sólo captable por la fe. Esa presencia suya en medio de nosotros después de su muerte y resurrección, quiso invitarnos Él a reconocerla en las especies del pan y el vino consagrados con el rito que en la última cena, antes de su pasión, les dijo a sus primeros discípulos que repitieran después en conmemoración suya.

En este sentido, el pan (las “hostias”, hechas de pan ácimo o sin levadura) y el vino, en virtud de su consagración, se convierten para nosotros, gracias a la acción de su Espíritu Santo, en la presencia viva de Jesús. Él es la Palabra de Dios hecha carne que nos alimenta no sólo con sus enseñanzas, sino con su propia vida entregada y resucitada que está siempre disponible para nosotros en lo que llamamos el Santísimo Sacramento. Tal es el sentido de las hostias consagradas que se guardan en el sagrario para nuestra adoración y para la comunión de quienes, por enfermedad u otra razón, no han podido o no pueden participar presencialmente en la celebración eucarística.

 + 3. Celebrar la Eucaristía es expresar que somos y queremos ser comunidad de Amor

Al compartir en la comunión la vida entregada y resucitada de nuestro Señor Jesucristo, su Espíritu nos une en un solo cuerpo, una comunidad llamada a realizar el mandamiento del amor. El papa Benedicto XVI, en su Encíclica Dios es Amor (en latín Deus Caritas est y en griego O Theos Ágape estin), publicada al finalizar el año en que inició su pontificado (el 2005), nos ofrece una reflexión muy apropiada para meditar hoy en el significado de la Eucaristía:

“La unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que él se entrega. No puedo tener a Cristo sólo para mí […]. Ahora, el amor a Dios y al prójimo están realmente unidos: el Dios encarnado nos atrae a todos hacia sí. Se entiende, pues, que el Ágape se haya convertido también en un nombre de la Eucaristía: en ella el Ágape de Dios nos llega corporalmente para seguir actuando en nosotros y por nosotros. […]. Una Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en sí misma. Viceversa […], el «mandamiento» del amor es posible sólo porque no es una mera exigencia: el amor puede ser «mandado» porque antes es dado.” (Encíclica Dios es Amor, 12 - 14).-


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domingo, 3 de junio de 2012

Solemnidad de La Santísima Trinidad - Tiempo Ordinario Ciclo "B" Domingo 3 de Junio de 2012 -

1ª Lectura (Dt 4, 32-34. 39-40)

Lectura del libro del Deuteronomio

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, y le dijo: « Pregunta, a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre. ». Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (32)

R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
L. Sincera es la palabra del Señor, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. /R.
L. La palabra del Señor hizo los cielos y su aliento, los astros; pues el Señor habló y fue hecho todo; lo mandó con su voz y surgió el orbe/R.
L. Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. /R.
L. En el Señor está nuestra esperanza, pues El es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor hemos confiado. /R.

2ª Lectura (Rom 8, 14-17)

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los romanos

Hermanos: Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios. El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Ap 1, 8)

R. Aleluya, aleluya.- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá. R. Aleluya.

Evangelio (Mt 28, 16-20)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas  en el nombre   del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo le he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El Mensaje del Domingo, por Gabriel Jaime Pérez, S.J., IX Domingo del Tiempo Ordinario, Santísima Trinidad - Ciclo B - Junio 3 de 2012

Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad. Las lecturas bíblicas (Deuteronomio 4,32-34.39-40; Romanos 8, 14-17; Mateo 28, 16-20) nos invitan a renovar nuestra fe en el misterio inefable de Dios que se nos ha revelado como el Padre creador del universo, el Hijo salvador de la humanidad y el Espíritu Santo que nos vivifica, nos renueva, nos ilumina, nos une en comunidad y nos hace posible construir relaciones de amor auténtico.

 + 1. El Misterio de Dios

Cuenta San Agustín (354-430 d.C.) que en cierta ocasión, mientras caminaba por la playa, vio a un niño que intentaba vaciar toda el agua del mar en la concha de un caracol, y así pudo comprender que la mente humana, por más esfuerzos que haga, es incapaz de abarcar la infinitud del misterio de Dios. Por eso nuestro lenguaje tiene que recurrir a imágenes y símbolos para expresare de alguna manera este misterio.

El lenguaje bíblico, al intentar describir a Dios -no para definirlo, porque el Infinito es indefinible-, lo hizo con una palabra que en su sentido más completo corresponde a lo que mejor puede caracterizar la experiencia de Dios: “Dios es Amor” (1 Juan 4, 8.16). Ahora bien, si Dios es Amor, tiene que ser plural, pues para que exista el amor tiene que haber alguien que ama, alguien que sea amado y le corresponda también amando, y la relación misma de amor entre ambos. Este es el sentido del misterio: un solo Dios que es pluralidad en la perfecta comunidad de amor, y por lo mismo es unidad en la diversidad de personas.

Es así como Dios Padre se nos revela en su Hijo Jesucristo, que es su Palabra hecha carne por obra del Espíritu Santo. Este mismo Espíritu nos mueve a reconocer el amor de Dios llamándolo Padre (Abba: palabra sirio-caldea que significa Papá y fue empleada por el mismo Jesús para dirigirse a Dios Padre), y nos hace posible corresponderle en el cumplimiento de su voluntad, que es precisamente una voluntad de amor.

 + 2. Los símbolos de la Santísima Trinidad

Muchos símbolos han venido siendo empleados para tratar de expresar el misterio de Dios uno y trino, aunque todos se quedan cortos. El Salmo 33 (32), por ejemplo, propuesto como respuesta a la primera lectura de hoy, habla tanto de la palabra del Señor como del aliento de su boca, imágenes del Hijo y del Espíritu, que con el Padre constituyen un solo Dios.

Uno de esos símbolos es el sol, que es fuente de energía, luz y calor. El Padre es la fuente, el Hijo es la luz que nos revela a Dios Padre y el Espíritu Santo es el fuego que nos ilumina y enciende en nosotros la llama del amor, pero las tres personas en su pluralidad son un solo Dios. Otra imagen es la del triángulo equilátero: tres ángulos o tres lados distintos e iguales, pero una sola figura geométrica. Cada ángulo o cada lado es un elemento de esta figura, y aunque ninguno de ellos es lo que son los otros dos, los tres forman un mismo y único ser. Pero la imagen que más llama la atención es la que usó san Patricio (387-461 d.C.), quien, para presentarles el misterio de Dios a los paganos de Irlanda, señalaba en la hoja del trébol sus tres componentes para indicar el sentido de la fe en la uni-trinidad divina: un solo Dios cuyo ser actúa y se manifiesta pluralmente.

 + 3. Nuestra fe en la Trinidad nos impulsa a la realización de lo que ella significa

"La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes”, es la frase con la que el apóstol Pablo solía saludar a las comunidades a las que dirigía sus cartas. Este es el origen del saludo con el que comienza la Eucaristía después de la señal de cruz con la cual se invoca a Dios uno y trino, a quien en el himno del Gloria alabamos como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Luego, en la oración anterior a las lecturas, invocamos la mediación de Jesucristo, el Hijo, que vive y reina con el Padre en la unidad del Espíritu Santo. En el Credo proclamamos nuestra fe en la Santísima Trinidad, e inmediatamente antes de la consagración, después de haber alabado al tres veces Santo, le pedimos a Dios Padre que santifique con su Espíritu el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesucristo. Y al terminar la plegaria eucarística, hacemos el brindis con el que “por Cristo, con Él y en Él”, le reconocemos todo el honor y la gloria a Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo. Finalmente, al terminar la Misa el sacerdote imparte la bendición de Dios uno y trino.

En un libro de meditaciones escrito por el teólogo Joseph Ratzinger -hoy Papa Benedicto XVI-, titulado El Dios de los Cristianos, en su sección subtitulada “Dios es trinitariamente uno”, encontramos la siguiente reflexión que se relaciona con el pasaje del Evangelio de hoy: “¿Cuántas veces hemos hecho la señal de la cruz? Pues bien, otras tantas hemos invocado al Dios trino y uno. Por su sentido originario, esa invocación es renovación bautismal, aceptación de las palabras con las que nos hicimos cristianos y apropiación de lo que, en el bautismo, se infundió en nuestra vida (…). En aquella ocasión se derramó agua sobre nosotros mientras eran pronunciadas las palabras: ‘Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’ (…)”.

Que esta fiesta de la Santísima Trinidad nos motive no sólo para renovar la expresión de nuestra fe en el misterio insondable de Dios, sino también para reactivar nuestro compromiso bautismal de realizar lo que significa proclamarlo como comunidad perfecta en la unidad y la pluralidad de personas: que precisamente porque hemos sido creados a su imagen y semejanza, también nosotros, empezando por la familia, llamada a seguir el modelo de la unidad trinitaria de Dios, respondamos cada día mejor a la invitación que Dios nos hace a ser una auténtica comunidad de amor.-


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