domingo, 23 de febrero de 2014

Domingo 7 del Tiempo Ordinario Ciclo "A"

1ª Lectura (Lev 19, 1-2. 17-18)

Lectura del libro del Levítico
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: 'Sean santos, porque Yo, el Señor, soy santo. No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo Soy el Señor'". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (102)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
L. Bendice al Señor, alma mía que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. /R.
L. El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; Él rescata  tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. /R.
L. El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. /R.
L. Como dista el oriente  del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. /R.

2ª Lectura (1ª Cor 3, 16-23)

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
Hermanos: ¿No saben ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo. Que nadie se engañe: si alguno de ustedes se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que se haga ignorante para llegar a ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que los sabios caigan en la trampa de su propia astucia. También dice: El Señor conoce los pensamientos de los sabios y los tiene por vanos. Así pues, que nadie se gloríe de pertenecer a ningún hombre, ya que todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo y Pedro, el mundo, la vida y la muerte, lo presente y lo futuro: todo es de ustedes; ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (1ª Juan 2, 5)

R. Aleluya, aleluya.- En aquel que cumple la palabra de Cristo el amor de Dios ha llegado a su plenitud. R. Aleluya.

Evangelio (Mt 5, 38-48)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero Yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda. Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo; Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Encuentros con la palabra

“Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto” (Mateo 5, 38-48)

La ley del talión, ‘ojo por ojo y diente por diente’, era, y desgraciadamente sigue siendo, una norma aplicada en las relaciones interpersonales y también entre grupos humanos enfrentados por diferencias de todo tipo. Esta ley termina por destruir a las dos partes y no abre caminos de solución para ninguno de los conflictos que pretende resolver. La propuesta de Jesús de responder al mal con bien, ha tenido muchos seguidores a lo largo de la historia. Uno de los más destacados ha sido el pastor bautista, Martin Luther King, premio Nobel de la paz en 1964, que fue asesinado en abril de 1968. En uno de sus libros, encontramos un programa para vivir lo que podríamos llamar, una espiritualidad de la no violencia, que va en la misma línea del texto evangélico que hoy nos propone la Iglesia. Veamos algunos de los puntos que sugiere este profeta de nuestros tiempos:

“La resistencia no violenta no es un método para cobardes. La no violencia implica resistencia. Si uno recurre a este método por miedo o simplemente porque carece de instrumentos para ejercer violencia, no es verdaderamente no violento. (...) El método es pasivo físicamente, pero muy activo espiritualmente. No se trata de una resistencia pasiva al mal, sino de una resistencia activa no violenta al mismo”.

“Un segundo punto fundamental que caracteriza a la no violencia es que no busca derrotar o humillar al oponente, sino granjearse su amistad y comprensión. El resistente no violento debe expresar con frecuencia su protesta mediante la no cooperación o el boicot, pero no los entiende como fines en sí mismo; son simplemente medios para generar un sentimiento de vergüenza moral en el oponente. El objetivo es la redención y la reconciliación. El resultado de la no violencia es la creación de la comunidad, mientras que el resultado de la violencia es el resentimiento trágico”.

“Una tercera característica de este método es que está dirigido contra las fuerzas del mal en vez de contra personas que hacen el mal. El resistente no violento pretende derrotar el mal, no las personas victimizadas por él”.

“Un cuarto punto que caracteriza la resistencia no violenta es la disposición a aceptar el sufrimiento sin retaliar, a aceptar los golpes del oponente sin responder. Como les decía Gandhi a sus compatriotas, ‘Quizás tengan que correr ríos de sangre antes de que obtengamos nuestra libertad, pero debe ser nuestra sangre”. El resistente no violento está dispuesto a aceptar la violencia si es necesario, pero nunca a utilizarla. (...) El sufrimiento inmerecido es redentor. El resistente no violento entiende que el sufrimiento tiene tremendas potencialidades educativas y transformadoras”.

“Un quinto punto con respecto a la resistencia activa no violenta es que evita no sólo la violencia física externa, sino también la violencia espiritual interna. El resistente no violento no sólo rehúsa dispararle a su oponente, sino también a odiarlo. La base de la no violencia es el principio del amor. El resistente no violento argumentaría que en la lucha por la dignidad humana, los oprimidos del mundo no deben sucumbir a la tentación de amargarse o de participar en campañas de odio. El retaliar de la misma manera sólo intensificaría la existencia del odio en el universo. A lo largo de la vida, alguien debe tener el suficiente sentido común y de moralidad para romper la cadena del odio. Esto sólo puede hacerse proyectando la ética del amor al centro de nuestras vidas”.

Un buen ejemplo de esta espiritualidad no violenta que nos propone Jesús es una historia que trae Anthony de Mello en su libro “Un minuto para el absurdo”: “Dijo un día el maestro: «No estaréis preparados para ‘combatir’ el mal mientras no seáis capaces de ver el bien que produce». Aquello supuso para los discípulos una enorme confusión que el Maestro no intentó siquiera disipar. Al día siguiente les enseñó una oración que había aparecido garabateada en un trozo de papel de estraza hallado en el campo de concentración de Ravensburg: "Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento; la camaradería, la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad, la grandeza de ánimo que todo ello ha conseguido inspirar. Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón” (DE MELLO, Un minuto para el absurdo).

Jesús fue el primero que tuvo el sentido común suficiente, para romper la cadena del odio que significa la ley del talión. Su palabra, que nos invita a orar por nuestros enemigos, se hizo vida cuando, desde la cruz, pidió perdón al Padre por los que lo estaban matando. Eso es llegar a la perfección a la que nos invita el evangelio. También a nosotros se nos invita hoy a vivir inspirados en una ética del amor, para hacernos perfectos, como el Padre celestial es perfecto.


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domingo, 16 de febrero de 2014

Domingo 6 del Tiempo Ordinario Ciclo "A" - 16 de Febrero de 2014 -

1ª Lectura (Eclo 15,16-21)

Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide)
Si tú lo quieres, puedes guardar los mandamientos; permanecer fiel a ellos es cosa tuya. El Señor ha puesto delante de ti fuego y agua; extiende la mano a lo que quieras. Delante del hombre están la muerte y la vida; le será dado lo que él escoja. Es infinita la sabiduría del Señor; es inmenso su poder y Él lo ve todo. Los ojos del Señor ven con agrado a quienes lo temen; el Señor conoce todas las obras del hombre. A nadie le ha mandado ser impío y a nadie le ha dado permiso de pecar. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (118)

R. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
L. Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dichoso el que es fiel a sus enseñanzas y lo busca de todo corazón. /R.
L. Tú, Señor, has dado tus preceptos para que se observen exactamente. Ojalá que mis pasos se encaminen al cumplimiento de tus mandamientos. /R.
L. Favorece a tu siervo para que viva y observe tus palabras. Ábreme los ojos para ver las maravillas de tu voluntad. /R.
L. Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes y yo lo seguiré con cuidado. Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. /R.

2ª Lectura (1Co 2, 6-10)

Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los corintios
Hermanos: Es cierto que a los adultos en la fe les predicamos la sabiduría, pero no la sabiduría de este mundo ni la de aquellos que dominan al mundo, los cuales van a quedar aniquilados. Por el contrario, predicamos una sabiduría divina, misteriosa, que ha permanecido oculta y que fue prevista por Dios desde antes de los siglos, para conducirnos a la gloria. Ninguno de los que dominan este mundo la conoció, porque, de haberla conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Pero lo que nosotros predicamos es, como dice la Escritura, que lo que Dios ha preparado para los que lo aman, ni el ojo lo ha visto, ni el oído lo ha escuchado, ni la mente del hombre pudo siquiera haberlo imaginado. A nosotros, en cambio, Dios nos lo ha revelado por el Espíritu que conoce perfectamente todo, hasta lo más profundo de Dios. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Mt 11, 25)

R. Aleluya, aleluya.- Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a la gente sencilla.- R. Aleluya.

Evangelio (Mt 5, 17-37)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
También han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio; pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.
También se dijo antes: El que se divorcie, que le dé a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les digo que el que se divorcia, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio y el que se casa con una divorciada comete adulterio.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde Él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El mensaje del domingo - VI Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo A

En el Evangelio Jesús les presenta a sus discípulos su propuesta de una nueva ética que, sin negar los preceptos de la ley divina contenida en los diez mandamientos, y sin desconocer las enseñanzas de los profetas del Antiguo Testamento, va más allá de la letra para proponer el espíritu del reconocimiento pleno de los valores de una vida recta.

 + 1.- No he venido a suprimir la ley o los profetas, sino a darles su pleno valor

Jesús propone metas positivas de realización de los valores relacionados con la convivencia humana, refiriéndose respectivamente a tres de los diez mandamientos promulgados por Dios a través de Moisés en el monte Sinaí según el antiguo libro del Éxodo -el quinto (no matarás), el noveno (no desearás a la mujer de tu prójimo) y el segundo (no jurarás usando el nombre de Dios en vano)-, para invitarnos a ir más allá de la letra de los preceptos y realizar el sentido pleno y el espíritu de lo que significan.

En cuanto al quinto mandamiento, no sólo no atentando contra la vida del prójimo, sino además tratándolo con respeto y procurando su bienestar integral. En cuanto al noveno, no sólo rechazando la práctica física del adulterio, sino purificando siempre espiritualmente la mirada y las intenciones hacia las personas en términos de respeto a su dignidad y sus derechos. Y en cuanto al segundo, respetando el nombre de Dios en vez de usarlo vanamente, como se suele hacer cuando se dice Señor, Señor y no se cumple su voluntad, que es voluntad de Amor. En definitiva, estas exhortaciones de Jesús a sus discípulos se centran el respeto: respeto a Dios y respeto al prójimo.

 + 2.- Deja tu ofrenda y ve primero a ponerte en paz con tu hermano

Uno de los temas centrales de la predicación de Jesús es la reconciliación. Pedir perdón a quien se ha ofendido, y estar dispuesto siempre a perdonar, son sus dos caras inseparables. Jesús invita en este pasaje del Evangelio a reconocer los comportamientos inadecuados con los demás, y a pedirles perdón cuando se les haya ofendido. Y dice que hacerlo es tan importante, que está por encima de cualquier rito religioso.

Esto es precisamente lo que quiere indicar Jesús cuando les dice a sus discípulos que dejen su ofrenda delante del altar y vayan primero a ponerse en paz con sus hermanos, es decir, a reconciliarse con las personas a quienes hayan ofendido. Porque la reconciliación con Dios tiene que pasar necesariamente por la reconciliación con el prójimo. No podemos estar reconciliados con nuestro Creador si antes no ponemos todo cuanto esté de nuestra parte para reconciliarnos con las personas a las que hayamos podido tratar indebidamente.

 + 3.- Si tu ojo o tu mano te hacen caer...

Finalmente, otro tema central de las enseñanzas de Jesús es la radicalidad en la lucha contra el pecado, lo cual implica evitar todo lo que en nuestro comportamiento pueda ser ocasión de ofender a los demás, teniendo en cuenta que toda ofensa al prójimo es al mismo tiempo una ofensa a Dios, creador de todos los seres humanos.

Las imágenes del ojo o de la mano que Jesús exhorta respectivamente a sacarse o cortarse antes de caer en el pecado, son formas simbólicas de expresar esa radicalidad. Esto no quiere decir que debamos atentar contra nuestro cuerpo, pero sí que orientemos nuestra mirada y nuestras acciones con respecto a los demás de tal manera, que siempre y cada vez más estén ordenadas de acuerdo con la voluntad de Dios. Pidámosle al Señor que nos ayude a tener siempre presentes estas enseñanzas suyas y a ponerlas en práctica todos los días de nuestra vida. Que así sea.-


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domingo, 9 de febrero de 2014

Domingo 5 del Tiempo Ordinario Ciclo "A"

1ª Lectura (Is 58,7-10)

Lectura del libro del profeta Isaías
Esto dice el Señor: “Comparte tu pan con el hambriento, abre tu casa al pobre sin techo, viste al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. Entonces surgirá la luz como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas; te abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu marcha. Entonces clamarás al Señor y él te responderá; lo llamarás y él te dirá: ‘Aquí estoy’. Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía”. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (111)

R. El justo brillará como una luz en las tinieblas.
L. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla. Quienes compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán. /R.
L. El justo no vacilará; vivirá su recuerdo para siempre. No temerá malas noticias, porque en el Señor vive confiadamente. /R.
L. Firme está y sin temor su corazón. Al pobre da limosna, obra siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria. /R.

2ª Lectura (1Co 2,1-5)

Lectura de la  Primera Carta del apóstol San Pablo a los corintios
Hermanos: Cuando llegué a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqué hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabiduría humana, sino que resolví no hablarles sino de Jesucristo, más aún, de Jesucristo crucificado. Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo. Cuando les hablé y les prediqué el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al contrario, los convencí por medio del Espíritu y del poder de Dios, a fin de que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 8, 12)

R. Aleluya, aleluya.- Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R. Aleluya.

Evangelio (Mt 5, 13-16)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos”. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El mensaje del domingo

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos -Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa.

Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo. (Mateo 5, 13-16)

Este pasaje forma parte del llamado "Sermón de la Montaña" tal como nos lo presenta el Evangelio según san Mateo, y fue escrito inmediatamente después del discurso de las Bienaventuranzas. Lo mismo que este discurso, el que corresponde al texto del Evangelio de hoy se dirige especialmente a sus discípulos, es decir, a quienes se disponen a escuchar sus enseñanzas. Pero no sólo a los de aquel tiempo, sino también a toda persona que desde entonces quiera seguir a Jesús. Por eso, quien lee este texto evangélico y todo el Sermón de la Montaña que comprende los capítulos 5, 6 y 7 del Evangelio según san Mateo, es invitado por Jesús mismo a ponerlas en práctica.

Jesús emplea imágenes de la vida cotidiana para definir lo que están llamados a ser sus seguidores: sal y luz. Para cumplir esta misión hay que profundizar en el conocimiento de Jesucristo: Él es por excelencia la sal y la luz del mundo. Por eso, al contemplar las escenas que nos relatan los evangelios y disponernos a escuchar lo que Él nos quiere enseñar, nuestra petición tiene que ser un conocimiento interno cada vez más hondo del Señor, Dios hecho hombre en la persona de Jesús.

 + 1.- Ustedes son la sal de la tierra

La sal es un condimento sin el cual muchos de los alimentos serían insípidos. Ponerle sal a la vida es darle sabor y promover el gusto por ella en un sentido constructivo. Y esto lo hacemos no sólo cuando acogemos, sino también cuando comunicamos el mensaje de Jesús -su Buena Noticia, que es lo que significa la palabra Evangelio-, como lo que verdaderamente es: un mensaje alegre, gozoso. En medio del pesimismo de muchos ante los problemas de la existencia humana, estamos llamados a ofrecer un sabor de esperanza y optimismo desde la fe en Dios, en nosotros mismos y en la humanidad. Este es precisamente el tema central de la primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco, que lleva por título Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio).

Pero la sal no sólo da sabor. También evita que los alimentos se corrompan. Ser sal de la tierra es luchar contra la corrupción. Además de las conductas corruptas en los campos político y económico, existen también las de quienes corrompen a otras personas. La exaltación de la violencia y la degradación del sexo atentan constantemente contra la convivencia respetuosa. En medio de esta situación, Jesús nos llama a ser sal que contrarreste la podredumbre moral en todas sus formas.

 + 2.- Ustedes son la luz del mundo

El paso de la oscuridad a la luz es una imagen que aparece con mucha frecuencia en los textos bíblicos. La primera lectura, tomada del libro profético de Isaías, en el Antiguo Testamento (Isaías 58, 7-10), emplea la imagen de la luz para expresar, junto con la de quien es sanado de sus heridas, el cambio espiritual y renovador que se produce en la persona que sale de su egoísmo y de su indiferencia para compartir lo que es y lo que tiene con su prójimo necesitado. "Entonces romperá tu luz como la aurora (...), brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía".

Este es el sentido de lo que dice Jesús cuando define la misión de sus seguidores como la de ser luz del mundo. La lámpara encendida que no debe ocultarse, sino ponerse en el candelero de modo que podamos mostrar sin avergonzarnos nuestro comportamiento, es el testimonio de una vida luminosa puesta al servicio de los demás a través de acciones concretas de solidaridad con los pobres y los que sufren, de misericordia y compasión, de justicia social, de contribución a la paz mediante una convivencia respetuosa de la dignidad y los derechos humanos de todas las personas, como lo dice inmediatamente antes Jesús en su discurso de las Bienaventuranzas, y como Él mismo lo demostró con el ejemplo de su vida.

 + 3.- Profundizar en el conocimiento de Jesucristo

No podemos ser sal de la tierra y luz del mundo si no nos identificamos en la práctica con el modo de pensar, sentir y actuar de Jesús. San Pablo dice en la segunda lectura (1 Corintios 2, 1-5) que el mensaje anunciado por él no corresponde ni en su contenido ni en su forma a la sabiduría de este mundo, sino a la sabiduría de Dios, que se manifiesta plenamente en la persona de Jesucristo. En este sentido nuestra máxima aspiración en el orden del saber debería ser conocerlo a Él cada día más y mejor. Para ello necesitamos buscar espacios de vivencia espiritual en los que podamos experimentar lo que Él nos enseña no sólo con sus palabras, sino también con el testimonio de su vida.

Todos estamos invitados a ser discípulos o discípulas de Jesús, el Maestro por excelencia. La palabra discípulo significa aprendiz. Y los primeros discípulos de Jesús aprendieron de Él no sólo lo que les decía en su predicación, sino también lo que les mostraba con los hechos: su actitud siempre acogedora hacia los pobres, los oprimidos, los sufrientes en sus cuerpos y en sus espíritus, su rechazo radical a toda forma de injusticia y de corrupción, su sinceridad transparente opuesta por completo a cualquier forma de mentira o hipocresía, su repudio a todo cuanto constituya hacerles daño físico o moral a las personas de palabra o de obra.

Por eso, tanto las palabras como el ejemplo de Jesús son para nosotros la sal que le da sabor a nuestra vida y evita su descomposición, y la luz que vence las tinieblas del egoísmo, la hipocresía y la injusticia. En la medida en que nos vayamos nosotros identificando con Jesús, seremos también, como Él mismo nos invita a serlo, la sal de la tierra y la luz del mundo. Que así sea.-


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domingo, 2 de febrero de 2014

Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo - Tiempo Ordinario Ciclo "A"

1ª Lectura (Ml 3, 1-4)

Lectura del libro del profeta Malaquías
Esto dice el Señor: "He aquí que yo envío mi mensajero. El preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va entrando dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pié cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (23)

R. El Señor es el rey de la gloria.
L. ¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria!. /R.
L. ¿Y quién es el rey de la gloria? Es el Señor, fuerte y poderoso, el Señor poderoso en la batalla. /R.
L. Puertas, ábranse de par en par; agrándense, portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria!. /R.
L. ¿Y quién es el rey de la gloria? El Señor. Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria. /R.

2ª Lectura (Heb 2, 14-18)

Lectura de la la carta a los hebreos
Hermanos: Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso, Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo, que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y  para liberar a aquellos que, por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su vida. Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse semejante a sus  hermanos en todo, a fin de llegar a ser Sumo Sacerdote, misericordioso con ellos y fiel en las relaciones que median entre Dios y los hombres, y expiar así los pecados del pueblo. Como Él mismo fue probado por medio del sufrimiento, puede ahora  ayudar a los  que están sometidos a la prueba. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Lc 2, 32)

R. Aleluya, aleluya.- Tú eres el Señor, la luz que alumbra las naciones y la gloria de tu pueblo, Israel. R. Aleluya.

Evangelio (Lc 2, 22-40)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas
A. Gloria a ti, Señor.
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu Santo, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: "Señor ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para el bien de todos los pueblos; luz que alumbra las naciones y gloria de tu pueblo Israel". El padre y la madre estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada atravesará tu alma". Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con Él. Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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El mensaje del domingo - IV Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo A

Coincide este domingo con la fecha en que la Iglesia conmemora la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén, 40 días después de la celebración de su Nacimiento el 25 de diciembre. Es una fiesta en la que a la vez se adora a Jesús presentado por María y José para ser consagrado a Dios Padre, y se venera a María como “Nuestra Señora de la Candelaria”, en referencia a la procesión que se suele hacer en las misas solemnes con cirios encendidos para evocar la profecía del anciano Simeón en el Evangelio, quien en su oración a Dios se refiere a Jesús como “la luz que alumbra a las naciones”. Propongo que centremos nuestra reflexión en tres frases del texto del Evangelio según san Lucas, escogido para esta conmemoración.

 + 1. Fueron a ofrecer lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.

Este detalle del relato evangélico es especialmente significativo. La tórtola es una variedad pequeña de paloma muy común en los territorios de Israel y Palestina. Las Escrituras dicen que provenían del sur, y que su presencia era un anticipo de la primavera (Cantares 2:11, 12; Jeremías 8:7), y se encontraban entre los animales que ofreció Abrahán cuando entró en relación de alianza con Dios (Génesis 15:9). En la Torá o Ley del Señor se establece que si la persona es muy pobre y por ello no puede ofrecer en sacrificio un cordero, debe presentar "dos tórtolas" (Levítico 5:7; 14:22).

Así, pues, la ofrenda de José y María al presentar en el Templo al Niño Jesús es la propia de los más pobres. Una muestra más de la opción de Dios hecho hombre en la persona de Jesús: la opción preferencial por los pobres. Aquél que había sido concebido en la humilde aldea de Nazaret y nacido en una pesebrera de Belén, ahora es presentado con la ofrenda de quienes apenas tienen lo suficiente para comprar lo mínimo prescrito.

 + 2. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto.

En otras traducciones el texto del Evangelio de Lucas emplea la frase “signo de contradicción”, o “bandera discutida”. Jesús les iba a resultar incómodo a muchos porque tanto sus palabras como sus acciones, con las cuales iba a manifestar su solidaridad con los pobres y oprimidos, irían en contra de quienes los explotaban o despreciaban.

“A fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto”. En el fondo, se trata de un mensaje contra la hipocresía. Jesús iba a ser rechazado por quienes aparentaban ser justos y santos, cumplidores exactos de las leyes, pero en realidad buscaban sus propios intereses pisoteando la dignidad de las gentes marginadas por una sociedad excluyente de la cual ellos formaban parte. Ellos fueron los que al fin de cuentas determinaron que Jesús fuera eliminado.

Algo similar está pasando actualmente en la Iglesia. El Papa Francisco, Vicario de Cristo en la Tierra, quiere seguir de verdad a Jesús -como también lo han querido sus antecesores en el siglo pasado y el presente-, y esto lo está llevando a tener que afrontar la oposición oscura de intenciones inmorales y corruptas que anidan en El Vaticano bajo la apariencia de sotanas negras, bandas moradas y cuellos blancos. Que Dios lo proteja en esta tarea de destapar las ollas podridas y lograr una Iglesia acorde con el ejemplo de Cristo.

 + 3. Crecía, se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.

Con esta frase termina el Evangelio de Lucas el relato de la Presentación del Niño Jesús en el Templo. Otra frase similar será la conclusión del de su pérdida y hallazgo, también en el Templo de Jerusalén al cumplir los doce años: “Y Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres” (Lucas 2, 52).

Ambas frases constituyen un resumen de lo que fue lo que se suele llamar la “vida oculta” de Jesús: treinta años de preparación de lo que serían sus tres de “vida pública”, empapándose en su naturaleza humana de la cultura de su pueblo, no en el lujo de los palacios sino en el ambiente humilde y sencillo dentro del cual la solidaridad con los rechazados y excluidos lo llevaría a exclamar “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes ellos es el reino de Dios” (Lucas 6:20-31).-


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