domingo, 30 de septiembre de 2012

Domingo 26 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 30 de Septiembre de 2012 -

1ª Lectura (Nm 11, 25-29)

Lectura del libro de los Números
En aquellos días, el Señor descendió de la nube y habló con Moisés. Tomó del Espíritu que reposaba sobre Moisés y se lo dio a los setenta ancianos. Cuando el Espíritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Se habían quedado en el campamento dos hombres: uno llamado Eldad y otro, Medad. También sobre ellos se posó el Espíritu, pues aunque no habían ido a la reunión, eran de los elegidos y ambos comenzaron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contarle a Moisés que Eldad y Medad estaban profetizando en el campamento. Entonces Josué, hijo de Nun, que desde muy joven era ayudante de Moisés, le dijo: "Señor mío, prohíbeselos". Pero Moisés le respondió: "¿Crees que voy a ponerme celoso? Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el Espíritu del Señor". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (18)

R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
L. La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. /R.
L. La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. /R.
L. Aunque tu servidor se esmera en cumplir tus preceptos con cuidado, ¿quién no falta, Señor, sin advertirlo? Perdona mis errores ignorados. /R.
L. Presérvame, Señor, de la soberbia, no dejes que el orgullo me domine; así, del gran pecado tu servidor podrá encontrarse libre. /R.

2ª Lectura (St 5, 1-6)

Lectura de la Carta del apóstol Santiago
Lloren y laméntense, ustedes, los ricos, por las desgracias que les esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos; enmohecidos están su oro y su plata, y ese moho será una prueba contra ustedes y consumirá sus carnes, como el fuego. Con esto ustedes han atesorado un castigo para los últimos días. El salario que ustedes han defraudado a los trabajadores que segaron sus campos está clamando contra ustedes; sus gritos han llegado hasta el oído del Señor de los Ejércitos. Han vivido ustedes en este mundo entregados al lujo y al placer, engordando como reses para el día de la matanza. Han condenado a los inocentes y los han matado, porque no podían defenderse. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Jn 17, 17)

R. Aleluya, aleluya.- Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en verdad. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 9, 38-43. 45.47-48)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu Nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos". Pero Jesús le respondió: "No se lo prohiban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi Nombre, que luego sea capaz de hablar mal de Mí. Todo aquél que no está contra nosotros, está a nuestro favor: Todo aquél que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en Mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar. Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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Ética de la competitividad Septiembre 30 de 2012 Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.

+ Lecturas:
 - Libro de los Números 11, 25-29
 - Carta del apóstol Santiago 5, 1-6
 - Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

+ Las personas y las instituciones somos muy celosas en cuanto a la protección de actividades y áreas de influencia que consideramos que nos pertenecen. Marcamos el territorio y lo defendemos de los invasores.

+ Pues bien, la liturgia de este domingo nos proporciona elementos muy ricos para reflexionar sobre esta manera de reaccionar, que es connatural a los individuos y a las organizaciones; al final de nuestra mediación podemos llegar a unos principios básicos de una Ética de la competitividad:
 - En la primera lectura, Josué, al ver que dos miembros de la comunidad - que habían estado fuera de la reunión en la que fue concedido el don de profecía – empezaron a profetizar, aconsejó a Moisés: “Señor mío, prohíbeselo”
 - Una situación semejante es narrada en el evangelio; al ver que uno de los seguidores de Jesús expulsaba demonios en nombre del Maestro, Juan le cuenta al Señor que “como no es uno de los nuestros, se lo prohibimos”.

+ Aunque estas dos escenas están muy distantes en el tiempo y se dan en contextos diferentes, sí encontramos un elemento común: Josué y Juan están a la defensiva porque creen que algunas personas están invadiendo espacios que no les corresponden; quieren marcar el territorio con una prohibición.

+ ¿Cómo manejaron Moisés y Jesús estas dos situaciones?
 - “Moisés respondió: ¿crees que voy a ponerme celoso? Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el Espíritu del Señor”
 - La respuesta de Jesús va en la misma dirección: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí”

+ Estas dos situaciones, que son descritas en las lecturas bíblicas, ponen sobre la mesa un tema muy sensible para nuestra sociedad, cuyas actividades económicas se desarrollan en el marco de una economía de mercado:
 - Cuando uno lee ciertos manuales de Mercadeo o escucha los cursos de capacitación para los vendedores de las organizaciones, queda sorprendido con la agresividad del vocabulario; parecería que se trata de una guerra santa y que los guerreros deben llegar al paroxismo antes de entrar en la batalla.
 - Me parece bastante desafortunado este lenguaje belicoso y están desenfocados los análisis que leen el reto de ser competitivos como una guerra de exterminio.

+ El enfoque es completamente distinto: ¡los monopolios son detestables porque imponen unas reglas del juego parcializadas y su avidez de lucro los conduce a desentenderse de la satisfacción de los clientes!

    ¡Qué bueno que existan varias empresas aéreas que tengan que captar a los pasajeros ofreciendo tarifas más bajas y mejorando el servicio!
    ¡Qué bueno que se hagan presentes muchos bancos nacionales y extranjeros, que tengan que atraer a sus clientes tratándolos bien y ofreciéndoles nuevos productos!
    ¡Qué bueno que haya partidos políticos de izquierda, centro y derecha que gocen de plenas garantías para su proselitismo, y que presenten al electorado sus propuestas de gobierno!
    ¡Qué bueno que exista una amplia gama de colegios y universidades que compitan por los alumnos siendo excelentes y agregando valor a los programas que ofrecen!
    ¡Qué bueno que estén en el marcado diversas Cajas de Compensación, Fondos de Pensiones y EPS que busquen la captación de nuevos afiliados mejorando su oferta!

+ Los invito a que meditemos estos textos bíblicos, que nos presenta la liturgia de hoy, y que los confrontemos con la vida diaria. Tanto Moisés como Jesús rechazaron las sugerencias de intervenir con medidas sancionatorias o prohibitivas para tratar de frenar determinadas actuaciones que algunos podían considerar como amenazantes o invasoras.

+ Quiero invitar a la alta dirigencia empresarial y a las Juntas o Consejos Directivos de la ciudad y de la región a que revisemos la forma como se entiende el reto de ser competitivos:
 - Desterremos el lenguaje de guerra, los comentarios venenosos, los rumores malintencionados. Estas son armas de guerra sucia que no construyen ciudad, región y país.
 - Por el contario, busquemos avanzar en la competitividad mejorando nuestros servicios, certificando y acreditando nuestros procesos, explorando nuevos nichos, agregando valor a lo que hacemos.
 - En un mundo globalizado, con unos mercados cada vez menos protegidos, no podemos malgastar las energías institucionales en disputas internas; en lugar de restar, tenemos que sumar recursos mediante las alianzas y sinergias; de lo contario, nos quedaremos rezagados ante el avance de otras regiones.
 - Las sabias palabras de Moisés y de Jesús nos aportan ricos elementos para una Ética de la Competitividad.


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domingo, 23 de septiembre de 2012

Domingo 25 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 23 de Septiembre de 2012 -

1ª Lectura (Sb 2, 12. 17-20)

Lectura del libro de de la Sabiduría
Los malvados dijeron entre sí: "Tendamos una trampa al justo, porque nos molesta y se opone a lo que hacemos; nos echa en cara nuestras violaciones a la ley, nos reprende las faltas contra los principios en que fuimos educados. Veamos si es cierto lo que dice, vamos a ver qué le pasa en su muerte. Si el justo es hijo de Dios, Él lo ayudará y lo librará de las manos de sus enemigos. Sometámoslo a la humillación y a la tortura, para conocer su temple y su valor. Condenémoslo a una muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (53)

R. El Señor es quien me ayuda.
L. Sálvame, Dios mío, por tu nombre; con tu poder defiéndeme. Escucha, Señor, mi oración y a mis palabras atiende. /R.
L. Gente arrogante y violenta contra mí se ha levantado. Andan queriendo matarme, ¡Dios los tiene sin cuidado!. /R.
L. Pero el Señor Dios es mi ayuda, El, quien me mantiene vivo. Por eso te ofreceré con agrado un sacrificio, y te agradeceré, Señor, tu inmensa bondad conmigo. /R.

2ª Lectura (St 3, 16-4, 3)

Lectura de la Carta del apóstol Santiago
Hermanos míos: Donde hay envidias y rivalidades, ahí hay desorden y toda clase de obras malas. Pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios son puros, ante todo. Además, son amantes de la paz, comprensivos, dóciles, están llenos de misericordia y buenos frutos, son imparciales y sinceros. Los pacíficos siembran la paz y cosechan frutos de justicia. ¿De dónde vienen las luchas y los conflictos entre ustedes? ¿No es, acaso, de las malas pasiones, que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no pueden tener y acaban asesinando. Ambicionan algo que no pueden alcanzar, y entonces combaten y hacen la guerra. Y si no lo alcanzan, es porque no se lo piden a Dios. 0 si se lo piden y no lo reciben, es porque piden mal, para derrocharlo en placeres. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (2ªTes 2, 14)

R. Aleluya, aleluya.- Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 9, 30-37)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero Él no quería que nadie, lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará". Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?" Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a Mí me recibe. Y el que me reciba a Mí, no me recibe a Mí, sino a Aquel que me ha enviado". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.
 

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Mensaje del Domingo - Septiembre 23 de 2012

Gabriel Jaime Pérez Montoya, S.J.

Tres temas nos presenta hoy el Evangelio, aparentemente desconectados entre sí pero que en realidad tienen una relación muy significativa. Tratemos de analizarlos uno por uno y de aplicarlos a nuestra vida cotidiana, teniendo en cuenta también las otras lecturas bíblicas de este domingo (Sabiduría 2, 12. 17-20; Santiago 3, 16 - 4, 3).

 + 1 Jesús anuncia por segunda vez su pasión, muerte y resurrección

Lo primero que encontramos en el Evangelio es el segundo de los tres anuncios que los relatos evangélicos nos cuentan que les hizo Jesús a sus discípulos acerca de su pasión, su muerte en la cruz y su resurrección gloriosa.

Si bien estos relatos fueron hechos y puestos por escrito después de los acontecimientos del Calvario y en el contexto de la experiencia pascual de los primeros seguidores de Jesús, es importante recordar que el significado de tales anuncios tiene que ver con el verdadero sentido de la fe en Él como el Mesías o Cristo, el Ungido o consagrado, no como un jefe político triunfante o un guerrero victorioso, sino como el servidor de Dios y por lo mismo de la humanidad para liberarnos a todos de cuanto nos impide ser verdaderamente felices.

Aquellos primeros discípulos de Jesús, empezando por los “Doce” a quienes había llamado para que fueran sus apóstoles, es decir sus enviados a proclamar el evangelio, la buena noticia de esa liberación que Dios está dispuesto obrar en cada ser humano si le abre espacio en su vida a la acción transformadora de su Espíritu, tenían el peligro de malinterpretar las palabras y los hechos de su Maestro reduciéndolo a un líder terrenal que no sólo los libraría de la dominación del imperio romano que padecían, sino que además les daría a ellos, sus elegidos, una cuota importante de poder en el “reino” que les había dicho que venía a establecer.

Por eso, para que se bajen de esa nube de ambiciones terrenales, Jesús les anuncia lo que verdaderamente implica el cumplimiento de su misión como Mesías: entregar su vida por completo, hasta la última gota de su sangre, como consecuencia de solidarizarse hasta lo último con los pobres, los pequeños, los oprimidos, las víctimas de la injusticia y la violencia en todas sus formas.

 + 2 Jesús nos enseña a el valor de la disposición de cada cual para servir a los demás

Esa disposición de solidaridad es lo que Jesús nos muestra en su propia vida puesta al servicio desinteresado de todos los seres humanos sufrientes o necesitados. Y por eso mientras sus discípulos se pelean entre sí discutiendo quién es o va a ser el mayor o el más importante, Jesús les dice que “el que quiera ser el primero, deberá ser el último de todos…” ¿Cómo? Pues disponiéndose a ser el servidor de todos.

En otros pasajes evangélicos paralelos a éste de san Marcos, es decir, en los de los evangelios según san Mateo y san Lucas, Jesús añade una explicación refiriéndose a su propio ejemplo de vida: “el Hijo del Hombre -como solía llamarse a sí mismo- no vino a ser servido, sino a servir”; “yo estoy en medio de ustedes como el que sirve”. Es esta actitud de servicio la que nos conecta precisamente con la imagen profética del Siervo o Servidor anunciado unos seis siglos atrás en el libro del profeta Isaías, como también con la del justo -descrito unos cincuenta años antes de Cristo en el libro de la Sabiduría del cual está tomada la primera lectura de este domingo-, quien, precisamente por solidarizarse con las víctimas de la injusticia, les resulta incómodo a los que obran el mal aprovechándose del pobre, oprimiéndolo y explotándolo en beneficio de sus propios intereses egoístas.

La Carta de Santiago, de la que está tomada la segunda lectura, es muy significativa con respecto a una actitud totalmente contraria a la codicia envidiosa de quienes obran el mal: la de los “amantes de la paz“, que son “comprensivos y llenos de misericordia”

 + 3 Jesús nos invita a encontrar a Dios en los humildes, sencillos y pequeños

Los pobres, los humildes, los sencillos, suelen ser simbolizados en los Evangelios con la imagen del niño que necesita de la protección y la ayuda amorosa de sus padres y de sus mayores para salir adelante en la vida.

Este es el sentido de la frase de Jesús al final del texto evangélico de hoy: “El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquél que me ha enviado”. En otras palabras, atender o acoger al desvalido y ponerse a su servicio es atender y acoger a Jesús mismo, y por lo tanto al Dios verdadero que quiere a todos sus hijos como un padre amoroso, como una madre amorosa.

Pidámosle entonces a Jesús que nos dé un corazón dispuesto siempre a amar y servir a nuestros hermanos y hermanas, preferentemente a quienes padecen mayor debilidad o necesidad, para que así podamos ser verdaderamente felices al participar en el reino de Dios que Él vino a proclamar y a hacer presente en nosotros, si dejamos que actúe su Espíritu Santo en nuestra vida: un reino de amor, de justicia y de paz.-







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domingo, 16 de septiembre de 2012

Domingo 24 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 16 de Septiembre de 2012 -

1ª Lectura (Is 50, 5-9)

Lectura del libro del profeta Isaías
En aquel entonces, dijo Isaías: "El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (114)

R. Caminaré en la presencia del Señor.

L. Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó atención cuando mi voz lo llamaba. /R.
L. Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces rogué al Señor que la vida me salvará. /R.
L. El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo; a mí, débil, me salvó y protege a los sencillos. /R.
L. Mi alma libró de la muerte; del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante el Señor por la tierra de los vivos. /R.

2ª Lectura (St 2, 14-18)

Lectura de la Carta del apóstol Santiago

Hermanos míos: ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que algún hermano o hermana carece de ropa y del alimento necesario para el día, y que uno de ustedes le dice: "Que te vaya bien; abrígate y come", pero no le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué le sirve que le digan eso? Así pasa con la fe; si no se traduce en obras, está completamente muerta. Quizá alguien podría decir: "Tú tienes fe y yo tengo obras. A ver cómo, sin obras, me demuestras tu fe; yo, en cambio, con mis obras te demostraré mi fe". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Gál 6, 14)

R. Aleluya, aleluya.-
No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 8, 27-35)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que soy Yo?" Ellos le contestaron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas". Entonces El les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?" Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías" Y El les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del Hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día. Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: ¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres". Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por Mí y por el Evangelio, la salvará". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.

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Mensaje del Domingo - Septiembre 16 de 2012 Gabriel Jaime Pérez Montoya, S.J.

 + 1.- ¿Y quién dicen ustedes que soy yo? Pedro le contestó: “Tú eres el Mesías”

La respuesta de Pedro a la pregunta de Jesús -¿Y ustedes, quién dicen que soy yo?- constituye el tema central de la fe cristiana: reconocer que Jesús es el Mesías, título hebreo que corresponde al término griego del que viene el nombre de Cristo y significa Ungido, es decir, consagrado para realizar la misión de hacer presente en la tierra el Reino de Dios. Este título había cobrado un sentido especial desde los tiempos de los antiguos profetas. Ellos habían anunciado la promesa de un Salvador ungido por Dios para liberar al pueblo de Israel después de las experiencias dolorosas sufridas bajo las dominaciones extranjeras.

Por eso existía la tentación de esperar un Mesías guerrero que recobraría el poder político derrotando al imperio opresor. Y también por eso Jesús, después de ser reconocido por Pedro como el Mesías, les prohibió a sus discípulos que se lo dijeran a otros, para que no se confundiera su misión con la de un líder político. Este tipo de líder era el que anhelaban, y por eso mismo no les cabía en la cabeza que Jesús les anunciara su pasión y muerte, aunque añadiera la resurrección. Este era el motivo por el que Pedro se resistía a aceptar ese anuncio que su Maestro les hacía acerca de su pasión y muerte.

La reacción de Jesús es especialmente significativa al llamar a Pedro Satanás, palabra derivada del hebreo que significa opositor y corresponde al griego diabolos. Lo que quiere decir con esto es que, al oponerse Pedro a la misión redentora de aquél a quien acababa de reconocer como el Mesías, estaba actuando de la misma manera que el tentador a quien había tenido que enfrentarse Jesús en el desierto antes del comienzo de su vida pública.

 + 2.- “Si alguien quiere venir conmigo, renuncie a sí mismo, cargue su cruz…”

Esta exhortación de Jesús es diametralmente contraria a la tentación del éxito fácil. Por eso, si queremos nosotros ser de verdad seguidores de Cristo, tenemos que identificarnos con Él: salir cada cual de sí mismo renunciando a toda forma de egoísmo, para ponerse al servicio del Reino de Dios, reino de justicia, de amor y de paz, hasta las últimas consecuencias.


En la primera lectura de este domingo, el libro que lleva el nombre del profeta Isaías (50, 5-9) anuncia al Mesías no como un rey terreno que domina, sino como el servidor sufriente que se somete al dolor sin oponer resistencia. Los textos proféticos del libro de Isaías que, como éste, son llamados poemas del “siervo de Yahvé” o servidor de Dios, nos ofrecen un relato anticipado de la pasión redentora del Mesías prometido, la misma que Jesús les anunció a sus discípulos después de la profesión de fe de Pedro.


Ahora bien, la pasión de Jesucristo y su muerte en la cruz no son presentadas por los Evangelios para que las contemplemos pasivamente. Los evangelistas las han narrado para que nos identifiquemos con Aquél que dio su vida por nosotros y por toda la humanidad, y nos dispongamos también, cada cual cargando su propia cruz, a realizar el Reino de Dios mediante una actitud de servicio, a imagen y semejanza del mismo Jesús, quien diría más adelante también a sus discípulos después del segundo y del tercer anuncio de su pasión: el Hijo del hombre -como solía llamarse a sí mismo- no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos” (Marcos 10, 45).

 + 3.- “¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras?”

Expresar nuestra fe en Jesucristo implica y exige demostrarla con las obras. Esta relación indisoluble entre el reconocimiento de Jesús como el Mesías y la realización de sus enseñanzas, es precisamente la que nos plantea la segunda lectura de hoy, tomada de la Carta de Santiago (2, 14-18). El ejemplo con que la ilustra es muy claro: ante la situación de quien carece de ropa y alimento, no basta con decir “que les vaya bien, vístanse y aliméntense”; debe hacerse algo para resolverla.


¿Cómo es nuestra relación entre la fe que proclamamos cuando reconocemos a Jesús como el Cristo, y las obras a través de las cuales estamos llamados a demostrar que este reconocimiento es sincero? En definitiva, lo que cuenta son las obras. Por eso dice el apóstol Santiago: muéstrame tu fe sin las obras, que yo, con las obras, te probaré la fe que tengo. En la eternidad nos vamos a llevar seguramente muchas sorpresas. Muchos que se la pasaban recitando el credo pero sin llevar a la práctica lo que éste significa, no habrán logrado la felicidad. 


En cambio, aquellos que realizaron con sus obras más que con sus palabras lo que significa creer en Dios, que es Amor, habrán alcanzado la salvación prometida por el Señor a todo el que renuncia a su egoísmo para entregar su vida al servicio de una sociedad más justa y más solidaria con los que sufren.



El domingo pasado -9 de septiembre- se conmemoraba la vida del sacerdote jesuita san Pedro Claver, quien en los años 1600 defendió los derechos humanos de los esclavos llegados del África a Cartagena de Indias, dedicando su vida al servicio de ellos. Hoy la Iglesia celebra el Día del Migrante, y sea precisamente esta la oportunidad de solidarizarnos en la práctica con quienes llegan de otros países o regiones en condiciones de pobreza, como víctimas desplazadas por causa de la injusticia y la violencia.-

 
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domingo, 9 de septiembre de 2012

Domingo 23 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 9 de septiembre de 2012 -

1ª Lectura (Is 35, 4-7)

Lectura del libro del profeta Isaías.
Esto dice el Señor: "Digan a los de corazón apocado: "¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos'. Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará. Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque y la tierra seca, en manantial". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (145)

R. Alaba, alma mía, al Señor.
L. El Señor siempre es fiel a su palabra y es quien hace justicia al oprimido; El proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. /R.
L.
Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. /R.
L.
A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. /R.

2ª Lectura (Stgo  2, 1-5)

Lectura de la Carta del apóstol Santiago
Hermanos: Puesto que ustedes tienen fe en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no tengan favoritismos. Supongamos que entran al mismo tiempo en su reunión un hombre con un anillo de oro, lujosamente vestido, y un pobre andrajoso, y que fijan ustedes la mirada en el que lleva el traje elegante y le dicen: "Tú, siéntate aquí, cómodamente". En cambio, le dicen al pobre: "Tú, párate allá o siéntate aquí en el suelo, a mis pies". ¿No es esto tener favoritismos y juzgar con criterios torcidos? Queridos hermanos, ¿acaso no ha elegido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman?. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Mateo 4, 23)

R. Aleluya, aleluya.-
Jesús predicaba el Evangelio del Reino y curaba las enfermedades y dolencias del pueblo. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 7, 31-37)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos
A.
Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. El lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: "¡Effetá!" (que quiere decir “¡Ábrete!"). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad. É1 les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: "¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.
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Mensaje del Domingo - Septiembre 09 de 2012 Por: Gabriel Jaime Pérez Montoya, S.J.

Los relatos de milagros de Jesús contados por sus primeros discípulos nos muestran que en Él se cumplían las profecías referentes a una intervención de Dios portadora de un nuevo porvenir para todos los que se reconocieran necesitados de salvación, y por lo mismo liberadora de todo cuanto les impedía realizarse plenamente como seres humanos, como se deja entrever en la primera lectura y el salmo responsorial de este domingo [Isaías 35, 4-7; Salmo 146 (145)], empezando por los marginados y excluidos, víctimas de la discriminación social que vivamente describe el apóstol Santiago en la segunda lectura [Carta de Santiago 2, 1-5].

El Evangelio de este domingo nos presenta un milagro que, como todos los obrados por Jesús en favor de quienes no se cierran a su acción sanadora, y especialmente en beneficio de los más pobres y oprimidos, contiene un significado que va más allá de la curación de una enfermedad, sea ésta física o psicológica. Meditemos, pues, sobre el sentido trascendente del relato que hoy nos trae el Evangelio según san Marcos.

 + 1.- Jesús nos invita a apartarnos del bullicio para que seamos trasformados por Él

Lo primero que resalta en el relato evangélico es cómo Jesús, ante la petición que le hacen para que sane a aquel sordo y tartamudo, lo aparta de la gente y a solas con él, realiza el milagro. Al destacar este detalle, el evangelista quiere decirnos que necesitamos espacios y momentos de silencio interior para que el Señor, en un encuentro personal con Él -que viene en persona, como escuchamos en la primera lectura que había escrito el profeta Isaías- , realice en cada uno de nosotros el milagro de disponernos a escuchar su palabra y de capacitarnos para proclamarla.

Todos necesitamos que Dios mismo abra nuestras mentes y nuestros corazones, nuestros oídos interiores, para poder escucharlo. Desde los tiempos de la vida terrena de Jesús, el gesto de la imposición de las manos significa la comunicación del Espíritu Santo, que precisamente nos hace posible oír, comprender, acoger y poner en práctica lo que Dios nos dice.

 + 2.- Jesús abre nuestros oídos para que podamos escuchar

 
Qué difícil es escuchar, sobre todo en medio del ruido ensordecedor del ajetreo cotidiano, y más todavía en el de las grandes ciudades, cuyo ritmo acelerado impide encontrar espacios y momentos de silencio y de soledad para oír la voz del Señor que nos habla de múltiples formas, muchas veces desapercibidas por nosotros. Por eso es necesario un esfuerzo constante para buscar y hallar esos espacios y momentos en los cuales podamos percibir lo que Dios nos dice y disponernos así a escuchar a las personas que nos rodean, especialmente a las más necesitadas de atención.

En el ámbito de las familias, es necesario que el Señor abra los oídos de todos sus integrantes para que se dispongan a escucharse unos a otros, en un ambiente de diálogo que haga posible la comprensión y la ayuda mutua en todos los aspectos de la relación del esposo con la esposa, del padre y la madre con sus hijos e hijas, de los hermanos y las hermanas entre sí.

Y en el ámbito social, también es preciso que Jesús nos disponga a escucharnos unos a otros, saliendo cada cual de sí mismo para trabajar todos juntos en la búsqueda de la convivencia pacífica mediante una disposición constante al diálogo constructivo. La verdadera comunicación, como condición necesaria para la convivencia en paz, supone y exige la disposición de cada persona a escuchar a las demás, haciendo silencio en su interior para dejarse interpelar por el otro.

 + 3.- Jesús destraba nuestra lengua para que podamos hablar

Jesús no solamente abre los oídos de quienes se dejan transformar por Él, sino también les hace posible hablar. La Palabra de Dios que escuchamos no podemos dejarla sólo para nosotros mismos, estamos llamados a proclamarla, a comunicarla a nuestro alrededor, dando así testimonio de lo que el Señor ha obrado en cada uno de nosotros.

Sintamos pues hoy como dicha a cada uno, a cada una, aquella palabra pronunciada por Jesús en arameo: Effatá: Ábrete. Con ella Él quiere comunicarnos su Espíritu, no sólo para abrir nuestros sentidos de modo que podamos percibir y comprender sus enseñanzas, sino además para que nos movamos a compartirlas con los demás, empezando por aquellos que pueden estar más necesitados de ellas.

Es preciso que nos animemos a hablar de Dios. Pero “hablar de Dios” no es andar echando sermones aburridos, sino expresando con nuestra alegría, con nuestro testimonio constructivo y con nuestras buenas obras, que Aquél que todo lo ha hecho bien -como dice al final texto evangélico de hoy- sigue actuando a través de nuestra disposición efectiva a colaborar con Él, para hacer de este mundo un lugar donde los sordos oigan y los mudos hablen, es decir, donde se escuche y se proclame la Palabra de Dios, que es Amor.-
 
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domingo, 2 de septiembre de 2012

Curso Básico de Moral Cristiana - Septiembre 02 de 2012

por: Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.

Lecturas:
 +   Deuteronomio 4, 1-2. 6-8
 +   Carta del apóstol Santiago 1, 17-18. 21-22. 27
 +   Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

Las lecturas de este domingo nos ofrecen elementos muy ricos para reflexionar sobre el comportamiento de los creyentes; podríamos decir que nos ofrecen un Curso básico de moral cristiana, distribuido en tres lecciones, siguiendo las lecturas del día.

Empecemos por el libro del Deuteronomio; allí Moisés exhorta al pueblo de Israel a poner en práctica los mandatos y preceptos del Señor. Siguiendo con la imagen del Curso básico de moral cristiana, veamos algunas enseñanzas de esta primera lección:

 +   Dice Moisés que los mandatos del Señor “son la sabiduría y prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos”. Estas dos palabras, sabiduría y prudencia, nos enseñan que los mandamientos del Señor son la brújula que señala el camino y muestran los valores esenciales que deben ser tenidos en cuenta cuando tomamos decisiones. Si nos olvidamos de los mandatos del Señor, caminaremos sin rumbo.
 +  En esta primera lección sobre moral que nos ofrece el libro del Deuteronomio, encontramos otra enseñanza, que se refiere al testimonio: si obramos en coherencia con los principios morales básicos y actuamos según los valores que propone nuestra fe, “los pueblos se dirán: en verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente”. La gente nos juzgará por las actuaciones que tengamos; las acciones positivas motivan y convencen; las acciones negativas escandalizan y alejan.

Pasemos ahora a la Carta del apóstol Santiago. ¿Qué aportes nos hace esta segunda lección del Curso básico de moral cristiana? Allí encontramos orientaciones muy precisas:

 +   Nos dice el apóstol: “Acepten dócilmente la Palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos”. A través de esta sencilla imagen tomada de la agricultura, Santiago expresa la transformación que se ha obrado en nosotros, gracias a la muerte y resurrección del Señor, pues la vida divina nos ha hecho renacer a una vida nueva.
 +   El apóstol Santiago nos describe, en palabras sencillas y elocuentes, lo que debe ser la vida moral del creyente: “Pongan en práctica esa Palabra y no se limiten a escucharla”. En esta perspectiva, la moral del cristiano consiste en expresar en lo cotidiano la vida nueva, cuya semilla ha sido sembrada en nosotros por el bautismo que hemos recibido.
 +   Las aguas del bautismo nos hacen participar en la muerte y resurrección del Señor, abriéndonos a una vida nueva. Por eso cada uno de nuestros actos debe hacer evidente esa transformación interior que se ha obrado en nosotros. Por eso el apóstol Santiago afirma que “la religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y en guardarse de este mundo corrupto”.

En este Curso básico sobre la moral cristiana, llegamos a la tercera lección, que está consignada en el texto evangélico que hemos escuchado:

 +   Jesús responde a una crítica manifestada por los escribas y fariseos: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?”. Recordemos que la religión judía tenía normas muy estrictas para garantizar la pureza ritual que se exigía a los creyentes para poder participar en las fiestas religiosas.
 +   Jesús critica con vehemencia esta obsesión por respetar los formalismos. En su argumentación, toma unas palabras del profeta Isaías y las aplica a los escribas y fariseos: “¡Hipócritas! Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.
 +   Jesús propone, entonces, lo que algunos autores contemporáneos llamarían una moral de actitudes; critica la posición de aquellos que se quedan en los gestos externos desinteresándose de las motivaciones profundas y de las intencionalidades que conducen a actuar de determinada manera. Por eso afirma que “lo que mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios (…)”
 +   ¿A dónde nos conduce una moral de actitudes? Nos lleva a no quedarnos en el simple reconocimiento de las acciones negativas, como lo hacen muchas personas cuando se acercan al sacramento de la reconciliación; no basta con decir que he faltado a la misa de los domingos o que he hecho trampa en los negocios o que he hablado mal de los otros afectando su buen nombre. La moral de actitudes nos pide ir a la raíz de los comportamientos negativos y preguntarnos por qué estamos obrando así.
 +   Utilizando el lenguaje propio de la salud, podríamos decir que los actos son como la fiebre que pone en evidencia que el organismo está padeciendo una infección; lo que se ataca con los antibióticos no es el síntoma – la fiebre – sino el foco infeccioso. De manera semejante, podemos afirmar que los actos negativos son los síntomas o manifestaciones de que algo más profundo no está funcionado de manera adecuada. Por eso no debemos quedarnos en una moral de actos sino avanzar hacia una moral de actitudes. Este es el mensaje de Jesús cuando afirma que “del corazón del hombre salen las intenciones malas”.

Las lecturas de hoy nos enseñan que la auténtica moral del creyente no se reduce a cumplir unos formalismos. La fe nos pide construir un proyecto de vida que busque permanentemente la coherencia entre ese ser nuevo que ha renacido de las aguas del bautismo, las actitudes que se van modelando en lo profundo del corazón y los actos de justicia, honestidad y solidaridad. Por eso decíamos al principio de esta meditación que estas lecturas nos ofrecen una especie de Curso básico de moral cristiana.


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Domingo 22 del Tiempo Ordinario Ciclo "B" - 2 de Septiembre de 2012 -

1ª Lectura (Dt 4, 1-2. 6-8)

Lectura del libro del Deuteronomio

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar. No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, los pueblos se dirán: 'En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente'. Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?". Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (14)


R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
L. El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. /R.
L. Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. /R.
L. Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente. /R.

2ª Lectura (Stgo 1, 17-18. 21-22-27)

Lectura de la Carta del apóstol san Santiago

Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró por medio del evangelio para que fuéramos en cierto modo primicias de sus criaturas. Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y en guardarse de este mundo corrompido. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio (Stgo 1, 18)

R. Aleluya, aleluya.
-Por su propia voluntad, el Padre nos engendró por medio del Evangelio, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas. R. Aleluya.

Evangelio (Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos

A. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas). Jesús les contestó: "¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres!" Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre". Palabra del Señor. A. Gloria a ti Señor Jesús.


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